Retribución... [Libre]

lleva horas dando vueltas por la casa y sigue sintiéndola tan falsa como al principio, es como si fuera una burda mueca de una casa y todos aquellos que habitan en ella le parecen tan falsos como la cordura que enarbolan...

Simplemente vaga sin saber que hacer, todos en la casa tienen sus rutinas establecidas y el siente que estorba donde quiera que valla, ya sea que intente ayudar o simplemente pase por ahí...

¿que hacer?¿que se supone que debe hacer?... solo quiere largarse de esta estúpida casa de locos - joder, estaría tan feliz explotando una trinchera alemana en este preciso momento.... cenaría con hittler!! lo que sea por no estar aquí - sonríe mientras se frota la frente como tratando de despertar de un sueño tan profundo que se confunde con lo real.

- al menos en la guerra, mis enemigos eran claros, así como mis objetivos - piensa mientras se sienta en el suelo a la sombra, con la espalda en una pared y enciende su pipa, que se había apagado mientras pensaba he intentaba ordenar sus ideas - si al menos supiera que se supone que hago aquí.. o como salir de este sitio - murmura mientras simplemente azota su cabeza contra la pared.

todo se a trastornado en una agria y cruel broma:
- encuentra a la mujer por la cual perdió todo en su vida, solo para que ella lo rechace y lo niegue... se rie amargamente.
- no es capaz de recordar a su mujer real ni a su hija, por mas que mire en sus recuerdo o mire la desteñida foto con rostros ausentes, toma la foto entre sus dedos mientras fuma y, con las brasas de la pipa, la quema lentamente.
- extraído de su mundo en este lugar de locos, donde el loco termina siendo el, no es que le importe mucho, solo que una charla normal y cotidiana le seria mas que agradable.

mueve la cabeza de lado a lado, se recuesta un poco mas sobre el piso y arquea el cuello mirando directamente el cielo - o joder, no soy bueno siquiera para lamentarme.... hahahahahah - se ríe cristalinamente mientras se toma la frente con su diestra, luego de un rato se calla y, mirando el cielo, se duerme ahí mismo.

primer acto irracional y no calculado que hace en muchos años, toda lógica le diría que esta a la merced de cualquier emboscada o enemigo, y siempre a vivido rodeado de enemigos, pero no, simplemente se duerme bajo la sombras de la pared mientras cae la noche.

se pierde entre la negrura del ensueño y lo irracional de su subconsciente, viaja por parajes mutados mezcla de realidad y pesadillas, torcidos por los filtro del yo. se sumerge en un campo de batalla ficticio, mira a su alrededor y ve a sus hombres tomando sus posiciones y siguiendo las tácticas de batallas que tantas veces les salvaron la vida, rotación de frente, cambio de señuelo, etc. pero ve delante de ellos a una versión macabra de si que avanza grotesca mascando cadáveres mientras etéreos gigantes le arrojan una lluvia de medallas y condecoraciones, y, cuando el enemigo desaparece, se vuelve contra sus soldados y comienza a engullirlos enteros, cual ogro deforme, mascandolos vivos y sorbiendo sus entrañas. el coge el arma mas cerca y carga contra la bestia-el, vacía el cargador y coge un par de granadas de unos cadáveres y las arroja, nada, el monstruo-el sigue hasta que no queda nadie vivo en un campo cubierto de sangre y fragmentos de cadáveres y municion. solo en medio de la nada se enfrente a su peor demonio, recuerda el rostro, nombre y rango de cada uno de los hombres devorados por la bestia, son cada uno de los soldados que murieron siguiendo sus ordenes, mientras del cielo, cual nieve de tonos dorados y plateados, las sombras espectrales siguen arrojando medallas y honores sobre la bestia - BASTA!! - ruge dante, puños cerrados al punto que sus propias uñas le hacen sangrar las manos y comienza a caminar recto hacia el monstruo, el cual le sonríe malicioso y satisfecho - ninguna de sus muertes fueron en vano - avanza decidido - ni ninguna de sus muertes fue por mi gloria - se arroja cuchillo en mano contra su grotesco símil, el cual le arroja un sendo manotazo con su verrugosa y voluminosa garra, el rueda por el suelo evitando el impacto y, al terminar el giro, salta sobre el abdomen del ser, rajándolo de arriba hacia abajo y, con esto, liberando a sus soldados y haciendo que la bestia se desvanezca en un humo naranjo, parecido a los gases mostaza de los alemanes - y por lo mismo nunca dejamos de pelear, no podíamos permitir que sus muertes fueran en vano - lagrimas caen de sus ojos mientras los espectros de sus hombres lo rodean - ni de sangrar, ni de avanzar, aun en las peores condiciones - levanta la vista hacia sus hombres, con mirada seria y dura - hacemos lo que debemos!! - grita, y sus hombres le responden - por que no hay nadie mas que pueda hacerlo!!! señor!!! - se cuadran marciálmente y uno a uno se desvanecen con una sonrisa, hasta el ultimo, un joven teniente - señor, si se rinde, todo habría sido en vano, no lo olvide - se miran un segundo y mientras se va, el le responde - nuca lo haré hijo, nunca lo haré, no es parte de lo que somos hacerlo, somos demasiado estúpidos para eso -

despierta cerca de la media noche, entumido, con el rostro mojado por sus lagrimas y una sonrisa tan amplia que casi no cabe en su rostro, enciende su pipa - bueno, después de todo no estoy tan mal - dice para si mientras se cierra la chaqueta, enciende la pipa, y se queda ahi, contemplando las estrellas.

Era una noche intranquila... sus sueños, si es que eso eran, le aterraban tanto dormida como despierta, la visión de una mujer carbonizada, cuya mirada era tan roja como la sangre le asaltaban cada que cerraba los ojos, terminando por hacerla desistir de su intento por conciliar el sueño... Su pequeño cuerpo temblaba, no por frío sino por miedo, mientras sus ojos celestes se fijaban en la el colchón, abiertos de manera un tanto exagerada, por el simple hecho de que luchaba por no cerrarlos. Finalmente lo entendió, si se quedaba recostaba iba a serle imposible seguir despierta y en el momento en que durmiese aquella horrible visión le atacaría de nuevo. Se levantó, caminando descalza y en silencio, tratando de hacer nada de ruido para no despertar a sus compañeros de cuarto, bajo sus pies y por su peso la madera crujía suavemente y cuando llegó a la puerta del lado de las chicas la abrió, haciendo que dejase salir un chirrido bajo. Salió rápidamente del dormitorio, cerrando tras de sí y caminando si un lugar en específico al cual querer ir, sin embargo en el momento en que comenzó su andada nocturna, se dio cuenta de que había sido un grave error, el orfanato de noche era mucho mas aterrador que durante el día y las sombras en las paredes y las esquinas parecían estar a punto de lanzarse sobre ella en cualquier momento. Apresuró el paso, mirando a todos lados mientras juntaba sus manos debajo de su barbilla, su coronita dorada brillaba cada que pasaba cerca de una ventana.

-No debí salir de la cama- se dijo a si misma con temor, pero no regresó, pues sentía que si daba la vuelta, algo malo estaría detrás.

Continuó caminando, bajando las escaleras hasta el primer piso, ruidos extraños, crujidos que no provenían de algún lugar en específico inundaban aquella mansión y no hacían mas que alimentar el temor de la pequeña de negros cabellos, finalmente, cuando un fuerte ruido, parecido a algo pesado cayendo resonó cerca de donde estaba la chica, un agudo grito salió de sus labios y sus piernas reaccionaron por si solas, haciéndola correr por alguno de los pasillos, algo de luz, colándose por una ventana ubicada en una puerta llamó su atención y se detuvo frente a esta agitada, alzándose en puntas, se asomó por ella, viendo que daba al patio interno de aquella casa, uno al que nunca había entrado y entonces se dio cuenta de que alguien había ahí adentro, apenas se le notaba pues estaba en las sombras, pero estaba presente, sin dudarlo y buscando la seguridad de la compañía salió a aquella extensión de tierra, sintiendo el suelo y las piedrecillas bajo sus pies desnudos, acercándose como timidez pero sobre todo, con miedo a aquel sujeto. Le observó, estaba dormitando, lagrimas caían sobre sus mejillas, la cabeza de la chica se ladeó con suavidad.

Quizas el también esta teniendo una pesadilla.

Pensó y entonces aquel peli rojo comenzó a despertar, en un acto temeroso aquella pequeña no tuvo otra reacción mas que huir, ocultándose detrás de un montículo de tierra que alguien había hecho al cavar en aquel lugar, asomándose apenas para observarle, vio entonces como encendía aquella pipa, lanzando el artefacto un resplandor rojizo anaranjado, sus ojos cual zafiro se clavaron en el, mientras se mantenía en silencio, sin embargo un cosquilleo en su mano derecha la hizo girar a la misma, observando entonces como una enorme araña caminaba hasta posarse en el dorso de la misma, su rostro palideció, si es que era posible y de nuevo gritó mientras se echaba a un lado sacudiendo su mano, saliendo de su escondite en pánico y terminando por caer a la zanja de la cual había salido lo que fuese su resguardo.

-¡Ah, ayuda!- dijo con cierta angustia aunque el agujero no fuese demasiado hondo -¡Saquenme de aquí, tengo miedo!- unas cuantas lagrimas corrieron por el rostro de la chica, muchos sustos para una sola noche y para su débil ser.

Lleva horas tendido en el suelo, tiene los músculos del cuello tiesos y entumecidos, nada hace por variar la posición cuando de reojo ve la pequeña y fugaz silueta aparecer de la casa, mirarlo, y esconderse tras un montón de tierra que quizás el mayordomo o algún otro adulto dejo como residuos de algún arreglo o el principio del mismo. Lentamente lleva la pipa a su boca y, mientras aspira el humo, comienza a mover sus músculos para desperezarse y recuperar movilidad, no va vestido con su ropa de campaña así que el frio a calado en sus huesos y se siente algo torpe y debilitado, quizás un poco enfermo.

Se pone de pie lentamente, como probando su cuerpo a ver que tan bien le responde, con la firme idea de ver a la pequeña figura oculta, después de todo él es el encargado de velar por el orden del lugar y un niño a estas horas fuera de la cama es, sin duda, una infracción que no puede dejar pasar.

No alcanza a ponerse completamente de pie cuando escucha el grito de la pequeña:

Kristel escribió:-¡Ah, ayuda! Sáquenme de aquí, tengo miedo! –

Instintivamente y sin pensarlo, corre raudo la distancia entre el muro y el lugar de donde venían los gritos de auxilio de la pequeña, llego al borde de un pozo no tan profundo para el, pero para un niño quizás era demasiado, se arrodillo en el borde y extendió su mano – tranquila niña, estoy aquí, coge mi mano – la agarra firmemente y la levanta con suavidad hacia sus brazos hasta que la saca de la prisión de tierra en la que estaba, terminan el sentado en el piso y ella sobre sus piernas - ¿estas bien? – le pregunta solicito - ¿no te hiciste daño? – le dice mientras observa sus piernas y, con delicadeza, le toma un tobillo y se lo mueve despacio - ¿Por qué estas fuera de tu cuarto a esta hora? es peligroso andar de noche sin una luz – le dice serio pero paternalmente  mientras se saca su saco y se lo pone en los hombros, seca las lagrimas de la nena con su pañuelo, la abraza para tranquilizarla y espera su respuesta.

Las lagrimas salían de sus ojitos, estaba desesperada, demasiadas cosas en aquella noche para su frágil mentecilla, sin embargo sintió como alguien acudía a su llamado, tomando su mano, levantándola hasta cubrirla con unos protectores brazos, aquel sujeto, el de cabellos rojizos que había visto antes, asustada y llorosa se abrazó a el, mientras escuchaba sus preguntas, sollozó un momento y luego se separó, mirando hacia el suelo mientras limpiaba sus ojos con su brazo derecho -E-estoy bien... solo me dio mucho miedo estar ahí dentro- dijo con vergüenza, luego de eso, le observó, manteniéndose en silencio un momento ante la cuestión de estar fuera de la cama a aquellas horas de la noche, a final de cuentas no sabía quien era aquel sujeto y con lo desconfiada que llegaba a ser aquel pequeña, no estaba segura de si el era una buena persona o si tal ves podría hacerle daño de alguna forma.

Pero me ayudó 

Se dijo a si misma -No podía dormir... tenía miedo, ella regresaba...- susurró con temor, mientras juntaba sus manos pequeñas debajo de su barbilla, encogiéndose de hombros -La... lamento estar fuera... ¿Quien es usted?- preguntó repentinamente, necesitaba saber al menos el nombre de aquella persona, algo, un desconocido no le inspiraba seguridad, no en aquel lugar en el que entre más días pasaba más estaba segura de que algo estaba mal.

le ayudo a incorporarse y, poniendo una mano en la cabeza de la muchacha, le revolvió el pelo, se sacudió la ropa algo sucia por el polvo y su dormitar bajo las estrellas, y le dijo - mi nombre es Dante y soy el inspector del orfanato -  se presento sin gran pompa mientras levantaba su dedo apuntando a la caseta exterior - así que algo dentro del orfanato te da miedo, pues bien, no puedo dejar que duermas a la intemperie así como así, ven, mi cuarto esta cerca, puedes quedarte en el si lo deseas, o podemos despertar a alguna profesora para que te cobije, como sea de tu agrado, miss Lidell duerme enfrente de mi, podemos pasar por su habitación y solicitarle que te cobije por esta noche - le sonríe mientras le ofrece el brazo para caminar.

ya Lidell le había hablado, en mas de una ocasión, acerca de las pesadillas y como vendrían por el de noche, ya le había gritado como sus temores lo atacarían y, sin decir palabra, lo feliz que ella seria cuando eso pasara, no pudo evitar sonreír al recordar esto y observo a la muchacha nuevamente

- dime, querida, ¿que es exactamente lo que te asusto y con que frecuencia ves este tipo de cosas? no es que dude de tu relato, sino que ya no eres la primera persona que me habla sobre... humm... cosas que asustan de noche, si sigue esto así, terminare por creer que algo realmente pasa y comenzare a dar rondas por el orfanato, para asegurarme -

se queda de pie con el brazo en gancho esperando la decisión de la pequeña, la llevara donde ella quiera pero intentara sacarle toda la información posible, sabe que el lugar es extraño. el mismo a visto cosas no "naturales" pero que la noche se vuelva violenta de pronto, quizás sea bueno comenzar a investigar, puede que alguna pista sobre el como llego o, al menos, sobre el como salir, se le presenten.