Mirando más allá [Priv. Komugi]

El Sol de la tarde estaría bañando en aquellos momentos la fachada del antiguo edificio o al menos eso podía aventurar cuando en mi largo paseo pasaba por el lado de alguna ventana y veía como la luz anaranjada atravesaba el cristal y dejaba que el polvo del aire se impregnara de aquel color y fuera totalmente visible para la gente al pasar. Nadie culpaba al servicio, en un edificio tan grande y con una buena cantidad de años era imposible que el polvo no retomara sus posiciones rápidamente aun cuando se le hubiera intentado derrotar aquella misma mañana, no era culpa de nadie, únicamente del edificio y de la naturaleza del polvo, nada más. Quitando ese hecho, lo cierto es que era una tarde perfecta, tranquila, sosegada, como la mayoría de las tardes supongo… ese momento después de las clases y antes de que la noche cayera sobre aquel orfanato… ¡ah si! Las noches de aquel orfanato… aquello si que era un extraño evento, a veces tranquilas a veces no tanto… podría decirse entonces que aquella tarde podía ser la calma que precede la tempestad. Aquello conseguía hacerme feliz de alguna forma, quizás podría sacar al lobo a pasear, a alimentarse de los miedos de la gente, llevaba mucho tiempo sin saciar su hambre.

Abrí la puerta que daba a aquel balcón de la segunda planta y cerré para sentir el recibimiento que el sol me daba, dejé que la cálida sensación me llevara mientras camina a ciegas utilizando como única guía mi mano que se deslizaba por la barandilla de mármol. El calor del sol del atardecer, el frío tacto de de la piedra, el ruido de los niños que jugaban al otro lado de las ventanas, donde se encontraba la sala de juegos. Me detuve abriendo los ojos para observar aquel espectáculo, el bosque, el sol… sería precioso si no fuera por aquella continua sensación que desprendía el orfanato, algo inquietante a la par que terrible, algo misterioso… Y a pesar de todo aquello, me encontraba genial en aquel lugar, como un pez en el agua, allí podía explotar toda mi naturaleza… pero aun no… aun no.

Volví a cerrar los ojos mientras me perdía en pensamientos más mundanos, menos oscuros, pensamientos tan simples como de que trataría en mi próxima clase ¿Por donde debía empezar a explicarles la historia? Había tantas opciones… y lo peor es que seguramente debería empezar por la prehistoria, la cual no era de mis etapas predilectas de la historia… quizás pudiéramos dar un pequeño salto hasta cuando las verdaderas civilizaciones nacieron… ser profesor era una tarea más dura de lo que esperaba… pero en cierto modo estaba bien, enseñabas a esos pequeños cachorros experiencias de otras personas, los adiestrabas en cierto modo y creabas rivales más interesantes contra los que participar en algún juego… ¿Y que era la vida sino una gran competición?

Abrí los ojos lentamente cuando, en aquel extraño ritmo que existía en todos los sonidos de mi alredor, apareció un nuevo ruido, el de alguien llamando a la puerta que había cerrado al pasar… ¿Acaso la persona no era capaz de abrirla? Me separé de la barandilla y observé la puerta un rato, tentado de negarme a abrirla pero aquello no habría sido digno del alguien con mi sangre, muy poco adecuado. Me acerqué a la puerta sin demasiada prisa y cuando así el pomo, lo giré y tiré de ella pareció incluso que lo hice con mayor parsimonia que antes. Fue entonces, cuando abrí totalmente la puerta, cuando pude ver quien era la chiquilla que había allí… una completa desconocida para mi ¿Qué significaba eso? Jugadores nuevos, nuevos retos. Lucí mi mejor sonrisa mientras la observaba desde arriba, por su apariencia debía ser una de las huérfanas… y arriesgaría a decir que de las recién llegadas.

-Buenas tardes, señorita, ¿No estaría mejor con el resto de niños que deambulando sola por el orfanato?

Pregunté sin apartarme del umbral y sin dejarle paso todavía, solo quería molestarla un poquito antes de apartarme de allí, que me contase que es lo que la había traído allí sola. Mis ojos repararon también en el peluche que portaba… ¿Un objeto que no había sido requisado? El príncipe habría pensado que no era demasiado importante arrebatarle aquello… aunque yo aun tenía mi propia opinión si con eso me garantizaba cierta diversión.

Off: Este a mi opinion es demasiado corto... pero mas o menos asi de largos te viene bien? XD

Y en sus palabras estaba toda confirmación que despejaba las sombras de mis dudas, era una cara nueva en aquel lugar, osease una de mis nuevas alumnas y por lo tanto era uno de mis deberes como nuevo profesor el de guiarla, tanto académicamente como por el centro… desvié la mirada un momento hacia el sol del atardecer… si solo fueran unas horas después, durante la noche, mis deberes hubieran terminado, pero en aquel entonces todavía tenía un trabajo y yo no era de aquellos profesores que negaban una ayuda tan tonta a una alumna. Volví la mirada hacia la joven cuando ella hacía una pequeña reverencia y no pude evitar sentirme gratamente satisfecho de que aun hubiera jóvenes con tal respeto hacia sus mayores. No tendría un ápice de sentido de la orientación pero en lo que respectaba a los modales no podía tener ninguna queja… no del todo, hubiera estado bien que ella se hubiera presentado primero. Hice una inclinación de cabeza en respuesta a su reverencia, me presentaría, claro esta.

-Me verá más a menudo de lo que cree, señorita, incluso puede que llegado a cierto punto comience a aborrecer mi presencia a cada segundo que pasa en la misma habitación que yo y créame que compartiré ese lujo con vos y sus compañeros en muchas ocasiones, soy Hans Bauman, el profesor de historia aquí en el orfanato.

Y tanta palabrería para aquello, era uno de mis muchos defectos, lo mucho que me podía enrollar en ocasiones para decir algo tan simple como mi nombre. Me alejé de la puerta dándole espacio para entrar o quedarse allí, de nuevo me quedé apoyado en la barandilla pero en ningún momento deje de mirarla, esperaba que ella respondiera a su nombre con otro, el suyo, pero mientras tanto aun respondería a las preguntas que le quedaban.

-En cuanto a los niños, es extraño que no los hayas oído desde el pasillo, a mi espalda, al otro lado de las ventanas, esta el cuarto de juegos que como puedes ver no esta del todo vacío, podrías haber llegado a el a través del pasillo que has recorrido para llegar hasta aquí, en cuanto a los otros lugares donde pueden estar solo se me ocurre que pueden estar en las habitaciones, como podrás entender, los profesores no solemos frecuentar los mismos sitios que los alumnos así que no estoy del todo seguro.-Diría con un leve encogimiento de hombros demostrando con ello mi inseguridad en el tema… más bien mi indiferencia, lo cierto es que en aquel preciso instante no me importaba lo más mínimo donde estuvieran el resto de los chavales-¿Sabréis al menos donde estan las habitaciones no?-Pregunte divertido.