Caminar. [Priv. Sophie]

Que pasillos más raros... dibujos por las paredes y los suelos, no se parecía demasiado a los pasillos que había conseguido ver antes en su vida. Su mirada pasó ahora al suelo, mientras continuaba caminando sin cesar, por aquellos eternos pasillos que parecían no tener fin para él, ¿se estaría riendo el pasillo de él? Poco probable pero, si pudiera reír, seguramente de él lo haría, ¿quién no lo haría? Incluso la pequeña Lycoris parecía haberse cansado de él, era algo normal, y por ello no le extrañaba que no la viera desde hace cierto tiempo.

- Uhm... Cuesta decidirse. - Murmuró el joven, refiriéndose a que no sabía dónde ir, podría ir a descansar a los dormitorios para ver si recuperaba algo de energía, que quizás le hiciera falta más tarde... O podría ir a pasar el rato al patio para que le diera un poco el aire aunque desconociera si a éste llegaba el aire del exterior, costaba decidirse por uno de aquellos lugares cuando no se tenía absolutamente nada que hacer, seguramente podría entretenerse o aburrirse más en cualquier zona de aquel lugar.

Mientras caminaba, el joven de cabellera casi negruzca posó su mano en la pared, suavemente, y continuó caminando, tocando la pared del orfanato a medida que iba avanzando por aquel lugar, solitario, y que si no fuera porque estaba ocupado pensando en dónde ir, lo estaría asustando un poco, no por nada era un chico algo asustadizo, y un pasillo como ese por la noche (por suerte para él era de día, por la tarde) lo podría asustar y bastante.

[Off: Siento la tardanza >_>]

Tras haber pasado unas 36hs seguidas en la biblioteca, por fin había decidido salir de allí. Lo bueno era que había logrado su cometido, y había terminado aquel increíble libro que había empezado (y unos cuantos más). Lo malo, es que tenía muchísima hambre. Para poder terminar de leerlo se había salteado todos los horarios de comida y de descanso y en este momento su estomago rugía un poco. [“Moh, necesito comer algo…”] Se quejaba internamente mientras bajaba corriendo las escaleras.

Spoiler:

Quería comida… ¡La necesitaba! O por lo menos algo que ocupara su estomago hasta la hora de la cena, de preferencia algo dulce.
Estaba terminando de bajar las escaleras cuando al mirar hacía uno de los lados diviso un joven con el cual, por muy poco, casi se lo lleva por delante.
Se detuvo en seco. Realmente le había dado un susto ya que no esperaba encontrarse a nadie, y menos tan repentinamente y ¡tan despistado!.
Lo miró de arriba abajo por un instante. El joven era más alto que ella, y al parecer también más grande de edad también. Pero eso no la intimidaba.
-Fíjate por donde caminas.- Le dijo de manera cortante, mirándolo con aquellos profundos ojos verdes.
No recordaba haber visto al muchacho en otro momento. Seguramente se trataría de un mendigo… ¿Pero quien era ella para juzgarlo? Hasta hace poco ella también lo había sido.
-Lo siento…Fui grosera…- Se disculpó, aun con aquel tono frío, por haberlo tratado mal. No es que lo estuviera quisiera intimidarlo, pero era ella no solía mostrar mucho interés en nadie, a pesar de que todos le interesaban demasiado.
Lo que si era cierto es que el hambre la estaba poniendo de mal humor.
No corrió la mirada del muchacho, continuo observándolo, analizándolo detenidamente. La intrigaba el comportamiento de él.

Spoiler:

Caminaba, caminaba y caminaba. El andar del chico no cesaba, y es que aún continuaba sin saber dónde podía ir, escuchaba pasos que iban corriendo, o al menos avanzando rápido, ¿tanta prisa había? Soltó un pequeño suspiro, separando finalmente su mano de la pared del orfanato justo antes de escuchar una voz que le echaba la bronca.

- Lo-lo siento, no volverá a ocurrir. - Respondió casi automáticamente a aquella reprimenda vocal, aquel tono que había utilizado le había hecho actuar así. Un tono cortante e incluso frío, que le había hecho sentirse un poco... Intimidado, por decirlo de alguna manera, sí, eso podría ser, que lo había intimidado con su tono de voz. Pero, para su sorpresa, aquella chica a la que ahora podía ver a la perfección se disculpó justo después aunque empleando el mismo tono de voz de antes.

- No hace falta que te disculpes, fue culpa mía. - Dijo el joven mientras la observaba, era más pequeña que él, y seguramente de edad también, veía que las facciones de la chica eran más infantiles que las suyas propias, ¿cuántos años debía tener? No le echaba demasiados, pero sí que suponía que era menor que él. Ahora que lo pensaba, había escuchado a alguien correr, ¿sería aquella chica? - ¿Tenías prisa por llegar a algún lugar? - Preguntó el joven, curioso, mientras observaba los ojos ajenos, verdes, y que por influencia de lo que le había dicho antes, le intimidaban un poquito, sólo un poco, al menos de momento.

El muchacho se disculpo inmediatamente alegando que era su culpa y aquello la sorprendió. ¿Por qué se disculpaba si realmente no había hecho nada? Era extraño que un muchacho mayor que ella la tratará de esa forma. En realidad pensó que la iba a tratar como si fuera una mocosa atrevida. Y esperaba recibir alguna especie de reto o algo así, a lo que probablemente hubiera respondido con alguna frase ingeniosa.
Pero todo eso que se había armado en la cabeza fue en vano, porque nada de eso paso. Él solamente se disculpo, al parecer sintiéndose intimidado por la repentina reprimenda de la rubia.
Ahora era el morocho quien la observaba a ella, como si acabará de notar que se trataba de alguien más pequeña de lo que quizás esperaba encontrar.
Aquella pregunta no se la esperaba, pero no mostró ningún cambio de expresión en su rostro.
-Comida- Se limitó a decir aun mirando a través de los lentes del muchacho, a los oscuros ojos tras de estos.
-Tengo hambre.- Agregó como intentando aclarar algo que aún no tenía sentido. ¡Nadie corría por comida! [“¡wah! Sino como algo siento que moriré…”] Pensó dramáticamente en su cabeza.
De un bolsillo, escondido entre los volados de su vestido, sacó un reloj de bolsillo de oro. Lo abrió y mientras una extraña musiquita sonaba, se fijó la hora.
Sin más lo volvió a cerrar y lo guardó nuevamente entre los volados.
-36 horas…- Musitó y detuvo su mirada en los dibujos de los pasillos que tantas veces había observado, pero que tanto le gustaban.
Muchas veces le había gustado imaginárselos cobrando vida y moviéndose. Pero aquella idea también le resultaba bastante tétrica, e incluso un poco escalofriante.
Tras intentar dejar estas ideas a un lado, volvió a posar su mirada en su acompañante de aquella tarde.

¿Comida? ¿Buscaba la cafetería o la cocina? Entendía entonces sus prisas, cuando el hambre acechaba había que saciarlo o pasaba lo que pasaba. Las siguientes palabras ajenas le confirmaron aquello, la chica tenía hambre, y buscaba algo para comer. - Lo siento, no tengo comida... - Murmuró el joven, sintiendo que le era como una especie de obligación el darle algo para comer, rebuscó en sus bolsillos, pero no tenía nada para comer y, si lo tenía, se lo había comido antes, seguro.

Anthony agachó un poco su cuerpo, para quedar así a la altura de la chica, mirándola algo preocupado por lo que dijo a continuación, 36 horas, ¿qué significaba? Se quedó mirándola unos segundos, confuso. Espera... ¿36 horas sin comer? Ahora sí se preocupó, tanto tiempo sin comer era malo, podría desmayarse en poco tiempo, y eso le preocupaba bastante. Movió sus manos, y las posó sobre los hombros de aquella niña, mostrándole su preocupación al respecto. - ¿Y estás bien? - Preguntó ahora, no debía estar bien, tanto tiempo sin comer era malo para cualquiera, por mucho que lo negara.

- ¿Quieres que te acompañe al comedor para que puedas comer algo? - Preguntó el chico, así de paso podría comer algo él también, pero su principal cometido con aquella pregunta era el acompañarla y ayudarla, evitar que se desmayara allí mismo, si eso ocurría, tendría que llevársela a la enfermería y, realmente, no quería que aquella niña sufriera dolor por el hambre. - No me molesta acompañarte. - Comentó el chico, por si acaso eso influía en lo que la joven decidiera respecto a eso es acompañarla.

Por lo visto el chico había entendido de inmediato sus incoherencias. Aquello le agrado a la rubia y una pequeña y casi imperceptible sonrisa se dibujo en su rostro.
Pero el hecho de que él no tuviera nada a mano, para comer, la desalentó un poco mientras su estomago rugía de manera algo notoria y a consecuencia de esto la pequeña se sonrojó bastante, llevando ambas manos a su panza. Realmente empezaba a dolerle.
-No me mires.- Le dijo de manera mandona, avergonzada, mientras miraba a un lado para evitar que el chico notará el color en sus mejillas, aún con las manos en su pancita.
-Comida…- Repitió molesta porque comenzaba a ver las cosas algo borrosas.
El chico se puso a su altura mirándola con cierta preocupación en su rostro, mientras ella solo lo observaba de reojo mientras mantenía su rostro girado levemente hacia un lado. [“Un momento… ¿De verdad está preocupado? ¿Por qué?”] Se preguntaba internamente. No lograba entender porque el joven se interesaba en su salud. Y cuando él apoyo sus manos sobre sus hombros ella se sobresalto un poco y rápidamente dirigió sus ojos a los de él, mirándolo fijamente muy sorprendida.
-Si.- Respondió a su pregunta de si se encontraba bien, mientras volvía a girar su rostro para mirar a otro lado y, como si fuera por contradecirla, todo a su alrededor le dio vueltas y perdió un poco el equilibrio.
Casi sin darse cuenta se agarró de la muñeca de Anthony con ambas manos, para no caerse.
-No necesito que me acompañes. Puedo sola.- Mintió de manera terca, aun sosteniéndose bastante firme del chico, ya que todavía no había recuperado la compostura del todo.
Claro que podía sola… siempre había tenido que arreglárselas de esa manera. ¿Cuál era la diferencia ahora?
Pero tras analizarlo por unos momentos muchas cosas se le vinieron a la cabeza. Quizás realmente era bueno que el morocho la acompañara. En esas condiciones no podría defenderse si llegaba a cruzarse con algo a lo que se tuviera que enfrentar.
De todas maneras aquel chico parecía algo miedoso… No estaba segura de cuanto la podría cuidar. Pero ¿Qué más daba?
-Cárgame en tu espalda…- Le ordenó sin pensarlo mucho. Era cierto, ya no podía caminar. No sentía la fuerza en sus piernas. Pero aún así esa no era la manera de pedirlo.
Lamentablemente era la única forma que a ella le salía relacionarse desde que había llegado.
Quería ser agradable, pero no sabía como. No sabía como tratar a otros. La teoría de los libros no le servia en el momento de ponerlo en practica.

¿No quería que la mirara? Bueno... Si eso quería lo haría, para obedecer, el chico desvió un poco la mirada, para así no verla, mientras la escuchaba hablar. Repitió su petición, comida, quería comida, pues tenía que ir a buscarla, pero, ¿podía sola? Lo dudaba seriamente vista la dificultad con la que se movía a pesar de que decía que estaba bien y que podía sola.

Pasó un poco más de tiempo, hasta que la menor le hizo una extraña petición, quería que lo cargara en su espalda, probablemente ya se había dado cuenta de que no sería capaz de caminar en ese estado de hambruna. Por ello Anthony, tras soltar un pequeño suspiro, asintió con la cabeza y se acercó un poco más a ella, girándose para quedar a su espalda.

Llevó sus manos a los brazos de ella, para tomarlos y hacer que éstos rodearan su cuello suavemente, después, llevó estas manos hacia las extremidades inferiores de la chica, hasta la zona cercana a sus pies más concretamente. Tomó con sus manos las piernas ajenas y las subió al tiempo que él levantaba su cuerpo, ea, ya la estaba cargando a su espalda, con eso estaba ya prácticamente todo.

- Vale, ahora... ¿Dónde quieres que te lleve? - Preguntó el joven con gran curiosidad, pues, aunque suponía que hablaba de ir a donde comían ellos, quizá tuviera comida escondida por ahí y quería buscarla, a saber. Sin más que hacer, el huérfano se quedó quieto en aquella posición y mirando a su alrededor, a espera de la respuesta que pudiera darle la chica, para saber dónde tenía que llevarla.

[Off: Siento la tardanza y el post cutrete uwu]

Era extraño notar como el muchacho obedecía a todas sus palabras sin ninguna objeción. ¿Por qué se comportaba así?
Quizás era simplemente demasiado bueno… o demasiado sumiso… o quizás era alguna marca de su pasado, un miedo hacía que lo repriman o algo parecido.
De cualquier manera la rubia no tenía idea porque él cumplía sus caprichos, pero por algún motivo comenzaba a agradarle cada vez un poco más aquel joven.
Era un poco molesto haberle hecho esa petición de que la cargara, pero no podía evitarlo, ya no podía consigo misma.
La verdad tenía un poco de miedo, se sentía muy mal y la vista se le había nublado mucho. El cansancio la había superado.
Aún así le resultaba vergonzoso el estado en el que se encontraba. [“La próxima vez seré mas cuidadosa.”] Pensó para sí mientras el joven se encargaba de subirla a su espalda.
La muchachita se dejó levantar y coloco ambos brazos alrededor del cuello de él, sin ejercer ningún tipo de presión ni peso… Solo por comodidad.
Era extraño tener contacto con una persona. Sophie no estaba acostumbrada a aquello, pero entendía sus motivos y entendía la necesidad atrás del hecho, por lo cual decidió no darle demasiada importancia.
¿A dónde quería ir? ¡No tenía la más pálida idea! Lo único que ella sabía es que quería comer, no sabía absolutamente nada más en ese preciso momento.
-Comida…- Musitó algo impaciente mientras apoyaba su cabecita en la espalda de él, y cerraba sus ojos vencida por el cansancio.
No le importaba a donde la llevara, solo quería comer algo urgente, y en lo posible antes de perder el conocimiento.
-Háblame…- Dio una nueva orden, dejándose llevar por el chico.
No le importaba realmente de que le hablara, solo necesitaba que la mantuviera entretenida, para no ceder ante el sueño que la acechaba.

Spoiler: