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Burned by Himself. (Evento)
Garret D. Evans
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Burned by Himself. (Evento)
por Garret D. Evans Dom Ago 25, 2013 11:33 pm
“¡Tú, mi Doble! ¡Tú, pálido compañero!
¿Por qué imitas mi querida aflicción, aquella que me atormenta en este lugar,
desde hace tantas, tantas noches atrás?"
¿Por qué imitas mi querida aflicción, aquella que me atormenta en este lugar,
desde hace tantas, tantas noches atrás?"
“¡Dios! ¡Esa niña necesita un maldito bozal!” pensaría recurrentemente con molestia, ya que a tres días de iniciada la búsqueda del nuevo tributo, aun no podía quitarse la estruendosa voz de la cría de su cabeza. Según había entendido de los otros huérfanos más antiguos, tener a la princesa en lugar del príncipe realizando el anuncio era algo insólito, pero nadie se atrevería a cuestionar el porqué de la ocurrencia luego de tal escándalo. La voz no demoró en correrse por el orfanato: el tributo del mes era un Doppelgänger, un “doble andante”… y él creía que el corazón había sido difícil. Encontrar un hígado habría sido más sencillo.
Y así, con la experiencia de la terrorífica e inolvidable primera vez que halló un tributo, emprendió su búsqueda el mismo día del anuncio. Para él día tres ya estaba corto de ideas, ¿cómo diablos hallaría un Doppelgänger? El corazón sólo resultó más fácil de encontrar por su ignorancia respecto al supuesto “juego”, él no hizo mucho; el orfanato prácticamente le regaló aquel capullo de rosa tan pronto se dispuso a participar del evento. Para entonces ya sabía la verdad: era un juego peligroso. ¿Pero que más podía hacer? ¿Llegar a fin de mes con las manos vacías? Había oído suficientes rumores del Príncipe Oso para abstenerse de esa idea…
En esa ocasión, desperdició alrededor de una hora en los pasillos del primer piso, el misterio inspirado por los desconocidos corredores le incitó a recorrerlos con la esperanza de hallar algo, pero el éxito fue nulo. Derrotado, pretendía volver a los dormitorios y pasar ahí el resto del día, hasta que su olfato captó un olor de lo más familiar. Fuego.
-¿Qué será?- Olfateando el aire, siguió la intensidad del olor hasta dar con la puerta de la cocina, un lugar cuya entrada estaba prohibida para los niños. Debía ser el horno, ¿lo habría dejado alguien encendido? De ser así, ese alguien se habría olvidado hace rato del mismo y no volvería para cerrarlo. Nadie podría culparlo por echar un vistazo, así que decidido, entró a la amplia cocina y se plantó frente al horno, examinándolo a una distancia prudente.
Y así, con la experiencia de la terrorífica e inolvidable primera vez que halló un tributo, emprendió su búsqueda el mismo día del anuncio. Para él día tres ya estaba corto de ideas, ¿cómo diablos hallaría un Doppelgänger? El corazón sólo resultó más fácil de encontrar por su ignorancia respecto al supuesto “juego”, él no hizo mucho; el orfanato prácticamente le regaló aquel capullo de rosa tan pronto se dispuso a participar del evento. Para entonces ya sabía la verdad: era un juego peligroso. ¿Pero que más podía hacer? ¿Llegar a fin de mes con las manos vacías? Había oído suficientes rumores del Príncipe Oso para abstenerse de esa idea…
En esa ocasión, desperdició alrededor de una hora en los pasillos del primer piso, el misterio inspirado por los desconocidos corredores le incitó a recorrerlos con la esperanza de hallar algo, pero el éxito fue nulo. Derrotado, pretendía volver a los dormitorios y pasar ahí el resto del día, hasta que su olfato captó un olor de lo más familiar. Fuego.
-¿Qué será?- Olfateando el aire, siguió la intensidad del olor hasta dar con la puerta de la cocina, un lugar cuya entrada estaba prohibida para los niños. Debía ser el horno, ¿lo habría dejado alguien encendido? De ser así, ese alguien se habría olvidado hace rato del mismo y no volvería para cerrarlo. Nadie podría culparlo por echar un vistazo, así que decidido, entró a la amplia cocina y se plantó frente al horno, examinándolo a una distancia prudente.
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Re: Burned by Himself. (Evento)
por Invitado Vie Nov 08, 2013 2:07 am
¡Paff!
El sonido fue estruendoso, más no era el crujir de la madera consumiéndose a fuego lento, era un sonido que provenía a espaldas del muchacho, algo familiar...
Algo que escuchaba en los pasillos, seguido de un sollozo, algo que había aprendido a relacionar con dolente desdicha, con malévola imposición: el sonido de la madera azotando... Miss Lidell. ¿Quién no conocía ya a la profesora de etiqueta? Tarde o temprano su crueldad recobraba infamia entre los niños y sus rumores, la había visto azotando esas pequeñas manillas con el furor de esas 15 pulgadas (40 cms.), un instrumento que blandía como arma, tan letal, que manchones carmesí recorrían sus borrosas líneas milimétricas.
- Nunca creí que sería de "ese" tipo, señor Dupré... -
En el marco de la puerta, la mujer y su vestido rojo se pintaban con aturdidora elegancia. La regla, yacía sobre su palma enguantada, firme en su agarre, portaba el nombre de Garret como si aún fuera un chiquillo. Aunque no era mucha la diferencia en edades entre ambos, la dama solía gozar de una mente maquiavélica y terrible que se había impuesto sobre las mentes más jóvenes, eso aunado al hecho de que los profesores eran vistos con mayor respeto del que se les debía, simplemente por ser los que se hacían cargo del lugar... "no muerdas la mano que te alimenta" dicen con justa razón.
- De "ese" tipo que uno tacha de bravucón e indolente... - lo barre con la mirada, sin reparo en mostrar su descontento, probablemente emergente del aspecto inapropiado del joven, más pronto vuelve a acosarlo a los ojos, conservando la distancia - Pero la obviedad aún existe en este mundo ¿puede decirme qué pretende andando de aquí para allá haciendo absolutamente nada? -
Esa mirada violácea ya lo había condenado antes de darle un juicio justo. Ahora él podría saber por qué sentía que alguien siempre lo observaba, aunque nunca podría imaginar como es que Miss Lidell siempre estaba en el peor lugar a la hora incorrecta... también parecía conocer a los niños a la perfección, era casi como si sus nombres le pertenecieran...
- ¿Pero qué es esa condenada peste? -
Frunce la naricilla y su cuerpo se alerta, es entonces que se percata del pequeño infierno desatado en el interior del horno. Sus ojos se abren de par en par y con regla en mano es que lo señala como el culpable:
- ¡¡APAGUE ESO DE INMEDIATO O LO ARROJO AHÍ DENTRO!! -
No da sugerencias, no se inmuta en ayudar, simplemente ordena. Era de esperarse. Al menos por ahora lo ha sacado de su estado contemplativo.
El sonido fue estruendoso, más no era el crujir de la madera consumiéndose a fuego lento, era un sonido que provenía a espaldas del muchacho, algo familiar...
Algo que escuchaba en los pasillos, seguido de un sollozo, algo que había aprendido a relacionar con dolente desdicha, con malévola imposición: el sonido de la madera azotando... Miss Lidell. ¿Quién no conocía ya a la profesora de etiqueta? Tarde o temprano su crueldad recobraba infamia entre los niños y sus rumores, la había visto azotando esas pequeñas manillas con el furor de esas 15 pulgadas (40 cms.), un instrumento que blandía como arma, tan letal, que manchones carmesí recorrían sus borrosas líneas milimétricas.
- Nunca creí que sería de "ese" tipo, señor Dupré... -
En el marco de la puerta, la mujer y su vestido rojo se pintaban con aturdidora elegancia. La regla, yacía sobre su palma enguantada, firme en su agarre, portaba el nombre de Garret como si aún fuera un chiquillo. Aunque no era mucha la diferencia en edades entre ambos, la dama solía gozar de una mente maquiavélica y terrible que se había impuesto sobre las mentes más jóvenes, eso aunado al hecho de que los profesores eran vistos con mayor respeto del que se les debía, simplemente por ser los que se hacían cargo del lugar... "no muerdas la mano que te alimenta" dicen con justa razón.
- De "ese" tipo que uno tacha de bravucón e indolente... - lo barre con la mirada, sin reparo en mostrar su descontento, probablemente emergente del aspecto inapropiado del joven, más pronto vuelve a acosarlo a los ojos, conservando la distancia - Pero la obviedad aún existe en este mundo ¿puede decirme qué pretende andando de aquí para allá haciendo absolutamente nada? -
Esa mirada violácea ya lo había condenado antes de darle un juicio justo. Ahora él podría saber por qué sentía que alguien siempre lo observaba, aunque nunca podría imaginar como es que Miss Lidell siempre estaba en el peor lugar a la hora incorrecta... también parecía conocer a los niños a la perfección, era casi como si sus nombres le pertenecieran...
- ¿Pero qué es esa condenada peste? -
Frunce la naricilla y su cuerpo se alerta, es entonces que se percata del pequeño infierno desatado en el interior del horno. Sus ojos se abren de par en par y con regla en mano es que lo señala como el culpable:
- ¡¡APAGUE ESO DE INMEDIATO O LO ARROJO AHÍ DENTRO!! -
No da sugerencias, no se inmuta en ayudar, simplemente ordena. Era de esperarse. Al menos por ahora lo ha sacado de su estado contemplativo.
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Re: Burned by Himself. (Evento)
por Garret D. Evans Jue Nov 14, 2013 3:51 am
Por estar tan concentrado en intentar distinguir qué diablos podría estar quemándose dentro del nublado horno, Garret perdió toda noción de su alrededor, pequeño despiste que le costaría un susto tremendo. Creyendo ser el único ahí, el sonoro e inesperado impacto del roble lo tomó por total sorpresa, casi dejándole el alma pegada al techo del puro sobresalto y haciéndole temer lo peor, como una explosión dentro de la estufa o la cañería del gas, sin embargo, al voltear hacia la procedencia del ruido se topó con algo mucho peor que un incendio, encima juzgándole.
-M-Mis Lidell.- Tartamudeó en trémulo susurro, callando mientras la nombrada continuaba con el sermón, aprovechando la duración del mismo para mesurar su frecuencia cardiaca y, por qué no, contemplarla en muda admiración. Ningún huérfano ignoraba la existencia de la profesora de etiqueta, una mujer férrea y de temple, devota a sus exquisitas maneras, frágil en aspecto, pero capaz de hacer temblar al tipo más duro. Ataviada de un rojo más violento y ardiente que el fuego próximo, la maquiavélica doncella lo observaba acusadora, aguardando una respuesta a la pregunta que él por poco no alcanzaba a oír. Miró inseguro a la joven e intimidante mujer, buscando una respuesta creíble sin mostrar desesperación.
Pensó rápido y no dio con nada sensato, mas no fue necesario, la calmada flama que Miss Lidell inicialmente era pasó a transformarse en un caótico incendio apenas captó el olor a quemado, culpándolo a él por mera inercia tras ver que ocurría con el horno.
-¡Estaba así cuando llegué! Juro que no ha sido mi culpa, solo estaba pasando y encontré el horno así... Yo...- Mezcló el temor con la molestia de ser inculpado así, pero sin una excusa creíble y siendo todo el asunto del tributo una barbaridad al oído, realmente no tenía escapatoria. -Malditos príncipes...- Masculló por lo bajo, apretando los puños con reprimida cólera. Debía actuar rápido, no quería arriesgarse a ver si la maestra iba en serio con sus amenazas, así que impulsado por el enojo y una adrenalínica desesperación, se acercó cual ágil autómata al horno para apagarlo o algo, dispuesto a aguantar e ignorar cualquier daño causado por la interacción. Ya lidiaría con Josephine más tarde.
-M-Mis Lidell.- Tartamudeó en trémulo susurro, callando mientras la nombrada continuaba con el sermón, aprovechando la duración del mismo para mesurar su frecuencia cardiaca y, por qué no, contemplarla en muda admiración. Ningún huérfano ignoraba la existencia de la profesora de etiqueta, una mujer férrea y de temple, devota a sus exquisitas maneras, frágil en aspecto, pero capaz de hacer temblar al tipo más duro. Ataviada de un rojo más violento y ardiente que el fuego próximo, la maquiavélica doncella lo observaba acusadora, aguardando una respuesta a la pregunta que él por poco no alcanzaba a oír. Miró inseguro a la joven e intimidante mujer, buscando una respuesta creíble sin mostrar desesperación.
Pensó rápido y no dio con nada sensato, mas no fue necesario, la calmada flama que Miss Lidell inicialmente era pasó a transformarse en un caótico incendio apenas captó el olor a quemado, culpándolo a él por mera inercia tras ver que ocurría con el horno.
-¡Estaba así cuando llegué! Juro que no ha sido mi culpa, solo estaba pasando y encontré el horno así... Yo...- Mezcló el temor con la molestia de ser inculpado así, pero sin una excusa creíble y siendo todo el asunto del tributo una barbaridad al oído, realmente no tenía escapatoria. -Malditos príncipes...- Masculló por lo bajo, apretando los puños con reprimida cólera. Debía actuar rápido, no quería arriesgarse a ver si la maestra iba en serio con sus amenazas, así que impulsado por el enojo y una adrenalínica desesperación, se acercó cual ágil autómata al horno para apagarlo o algo, dispuesto a aguantar e ignorar cualquier daño causado por la interacción. Ya lidiaría con Josephine más tarde.
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Re: Burned by Himself. (Evento)
por The Orphanage Mar Nov 19, 2013 3:04 am
Es increíble el nivel de inocencia que logran alcanzar los muchachos a cierta edad, que por curiosidad y muchas veces impulsividad no miden las consecuencias de sus actos y es que no lo neguemos... la peste acostumbra atraer a más de uno y claramente este fue el caso.
¿cual hubiese sido un peor destino? De existirlo claro.
El cuarto se encontraba simple y llanamente caliente, varios grados por sobre la temperatura ambiente, tan caliente que ni el piso podía donar algo de frescura al pobre muchacho encerrado. ¿El horno? En las mismas y peores condiciones, comenzando a delinearse de color rojo en los costados mal cerrados de la puertecilla destacando a penas bajo el negro humo que se elevaba y comenzaba a acumularse en el techo.
El hollín decantaba cual nevada volviendo borrosa la imagen del exterior de la cerrada -aunque no sellada- ventana, ennegreciendo los muebles y los especieros, pegándose a las tiras de cebollas y ajos que colgaban y estropeando el caldo de lo que seria el almuerzo de todos los niños de ese día, el cual estaba contenido en una gran olla de acero.
Limpiar iba a ser una tarea titanica con el trapero ensuciándose también y como no si la grasa absorbe el hollín con mucha facilidad y claro! como olvidar la falta de agua en la habitación. Si, porque no había agua brotando de las llaves, primero debía ser llevada hacia en interior desde la pequeña bomba que habia afuera. El agua es un bien preciado y era racionada.
Por cierto... no necesito repetir que posar la mano en la puertecilla del horno es una quemadura segura, pero debo aclarar que será necesario tirar con fuerza de la misma para abrirla, como también la válvula de paso del humo del cañon que también está cerrada . El Calor tiende a atascar las viejas puertas, palancas y cortahumos.
¿cual hubiese sido un peor destino? De existirlo claro.
El cuarto se encontraba simple y llanamente caliente, varios grados por sobre la temperatura ambiente, tan caliente que ni el piso podía donar algo de frescura al pobre muchacho encerrado. ¿El horno? En las mismas y peores condiciones, comenzando a delinearse de color rojo en los costados mal cerrados de la puertecilla destacando a penas bajo el negro humo que se elevaba y comenzaba a acumularse en el techo.
El hollín decantaba cual nevada volviendo borrosa la imagen del exterior de la cerrada -aunque no sellada- ventana, ennegreciendo los muebles y los especieros, pegándose a las tiras de cebollas y ajos que colgaban y estropeando el caldo de lo que seria el almuerzo de todos los niños de ese día, el cual estaba contenido en una gran olla de acero.
Limpiar iba a ser una tarea titanica con el trapero ensuciándose también y como no si la grasa absorbe el hollín con mucha facilidad y claro! como olvidar la falta de agua en la habitación. Si, porque no había agua brotando de las llaves, primero debía ser llevada hacia en interior desde la pequeña bomba que habia afuera. El agua es un bien preciado y era racionada.
Por cierto... no necesito repetir que posar la mano en la puertecilla del horno es una quemadura segura, pero debo aclarar que será necesario tirar con fuerza de la misma para abrirla, como también la válvula de paso del humo del cañon que también está cerrada . El Calor tiende a atascar las viejas puertas, palancas y cortahumos.
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Re: Burned by Himself. (Evento)
por Invitado Vie Nov 22, 2013 2:19 am
M-Mis Lidell. ¡Estaba así cuando llegué! Juro que no ha sido mi culpa, solo estaba pasando y encontré el horno así... Yo...
- ¡Silencio con sus excusas señor Dupré! Un hombre acepta sus responsabilidades y usted ya no es un niño... -
El fuego en la mirada de la dama era tan intenso como el que intentaba sofocarlos, se volvió inmutable por breves momentos, como si el infierno no se desatara a su alrededor...
(OFF: Como no detallas el modo en que intentas apagar el horno, me tomé libertades para agilizar el tema, apuntando a la acción más obvia que apunta el impulso de Garret.)
Y eso fue suficiente para que el joven se abalanzara sobre las llamas, mostrando toda su inexperiencia, aferrándose por inercia a la hirviente manija del horno con ambas manos, sintiendo en carne viva el hierro a punto de fundirle la piel, lo cual sería un hecho si no cedía de su agarre.
Josephine contempló la escena, sin darse cuenta, deleitada ante la mueca de dolor que agobiaba la joven y bella faz del muchacho, ocultando una siniestra sonrisa tras su abanico, el cual extrajó del interior de la manga izquierda de su vestido y utilizó para evitar que el ollín llegara a sus pulmones. Oh sí, lo dejó quemarse, que aprendiera su lección, que el dolor fuera su más fehaciente amo, así aprendería a temer... luego del agravio, se introdujo a la cocina, alzando un poco su vestido y moviendose con delicadeza entre los muebles, más preocupada por ensuciarse que por salvarlo a él o a cualquier otro que no fuera su preciosa prenda. Abrió la ventana para que el humo saliera y abanicó el aire podrido hacia el exterior, al menos evitaría que ella se sofocara, pero quién sabe el chico.
- ¡Por Dios! No sea un completo inútil, claro que no hay agua a esta hora ¡use el caldo! -
Lo apuntó como si fuera obvio, aún abanicando el humo a través de la ventana. Aún si Garret tenía las manos descarnadas, tendría que soportar todo el peso de la olla y rezar porque funcionara, porque parecía peor compañía la de Miss Lidell que la del fuego mismo.
- ¡Silencio con sus excusas señor Dupré! Un hombre acepta sus responsabilidades y usted ya no es un niño... -
El fuego en la mirada de la dama era tan intenso como el que intentaba sofocarlos, se volvió inmutable por breves momentos, como si el infierno no se desatara a su alrededor...
(OFF: Como no detallas el modo en que intentas apagar el horno, me tomé libertades para agilizar el tema, apuntando a la acción más obvia que apunta el impulso de Garret.)
Y eso fue suficiente para que el joven se abalanzara sobre las llamas, mostrando toda su inexperiencia, aferrándose por inercia a la hirviente manija del horno con ambas manos, sintiendo en carne viva el hierro a punto de fundirle la piel, lo cual sería un hecho si no cedía de su agarre.
Josephine contempló la escena, sin darse cuenta, deleitada ante la mueca de dolor que agobiaba la joven y bella faz del muchacho, ocultando una siniestra sonrisa tras su abanico, el cual extrajó del interior de la manga izquierda de su vestido y utilizó para evitar que el ollín llegara a sus pulmones. Oh sí, lo dejó quemarse, que aprendiera su lección, que el dolor fuera su más fehaciente amo, así aprendería a temer... luego del agravio, se introdujo a la cocina, alzando un poco su vestido y moviendose con delicadeza entre los muebles, más preocupada por ensuciarse que por salvarlo a él o a cualquier otro que no fuera su preciosa prenda. Abrió la ventana para que el humo saliera y abanicó el aire podrido hacia el exterior, al menos evitaría que ella se sofocara, pero quién sabe el chico.
- ¡Por Dios! No sea un completo inútil, claro que no hay agua a esta hora ¡use el caldo! -
Lo apuntó como si fuera obvio, aún abanicando el humo a través de la ventana. Aún si Garret tenía las manos descarnadas, tendría que soportar todo el peso de la olla y rezar porque funcionara, porque parecía peor compañía la de Miss Lidell que la del fuego mismo.
Garret D. Evans
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Re: Burned by Himself. (Evento)
por Garret D. Evans Jue Nov 28, 2013 11:36 pm
Cuando sus dedos estuvieron a milímetros de la manija y sintieron el denso calor irradiado por la misma, al chico le tomó solo un segundo concluir cuan estúpida había sido su idea, si es que podía llamársele así a tan descuidado impulso. Lamentablemente ya era tarde para arrepentirse, la sinapsis estaba hecha y antes de poder darse cuenta estaba sujeto e intentando tirar de la puertecilla con ambas manos, tacto que hizo sentir hasta la raíz del nervio más profundo el exponencial dolor de aquella quemadura, una sensación infernal que provocó a la faz del joven tensar cada músculo, atiesándole la mandíbula y abriéndole los trémulos párpados a más no poder. No gritó ni lloró, en un efecto antagónico su razón fue insensibilizada por el intenso ardor, transportando su memoria al día que vio su hogar arder.
Toda la mezcla de sensaciones y recuerdos duró apenas un par de segundos, pero él lo sintió como una eternidad y, aunque no lo sabía, eso era la vida en el orfanato. Recobrada la percepción de la realidad, se encontró algo sudado, parado frente al horno con la respiración agitada y el dolor todavía presente en sus manos enrojecidas, marcadas en gran parte por el metal caliente. Luego dio cuenta del creciente caos causado por el hollín, maldiciendo su desquiciada suerte por jugarle una mala pasada justo en frente de la profesora, quien seguramente lo culparía a él, castigándole después por tanto estrago.
No del todo reincorporado, miró a Josephine confundido al oír la extraña sugerencia, decidiéndose por hacerle caso al escucharla tan segura de sí y bueno, porque no había mejor idea. Aun movido por la adrenalina, levantó la olla sin un exagerado esfuerzo, sacándose antes la chaqueta para emplearla a modo de guantes… debió haberlo pensado antes. Creyendo estar haciendo lo correcto, caminó hasta el horno y vertió el caldo, colándose la mayoría del líquido por la puerta mal cerrada y el resto esparciéndose por el resto del aparato. Si el fuego no se apagaba, al menos algo se desatascaría.
Toda la mezcla de sensaciones y recuerdos duró apenas un par de segundos, pero él lo sintió como una eternidad y, aunque no lo sabía, eso era la vida en el orfanato. Recobrada la percepción de la realidad, se encontró algo sudado, parado frente al horno con la respiración agitada y el dolor todavía presente en sus manos enrojecidas, marcadas en gran parte por el metal caliente. Luego dio cuenta del creciente caos causado por el hollín, maldiciendo su desquiciada suerte por jugarle una mala pasada justo en frente de la profesora, quien seguramente lo culparía a él, castigándole después por tanto estrago.
No del todo reincorporado, miró a Josephine confundido al oír la extraña sugerencia, decidiéndose por hacerle caso al escucharla tan segura de sí y bueno, porque no había mejor idea. Aun movido por la adrenalina, levantó la olla sin un exagerado esfuerzo, sacándose antes la chaqueta para emplearla a modo de guantes… debió haberlo pensado antes. Creyendo estar haciendo lo correcto, caminó hasta el horno y vertió el caldo, colándose la mayoría del líquido por la puerta mal cerrada y el resto esparciéndose por el resto del aparato. Si el fuego no se apagaba, al menos algo se desatascaría.
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Re: Burned by Himself. (Evento)
por The Orphanage Vie Nov 29, 2013 12:36 am
Estamos complacidos y divertidos de ver como en carne propia sientes la mordida de la prisa joven Garret y tu apetitoso sacrificio también tiene su recompensa, por que para tu placer la puerta del horno sedio un poco, tan solo unos centímetros si, pero al menos con ese aire adicional a disminuido el humo y aumentado las llamas dejando algo de aire que respirar y claro! hablando de respirar, la ventana no supuso ninguna dificultad para la mujer abriéndose de par en par dejando que el hollín se escurriera hacia el exterior, pero volvamos al muchacho que necesitó también de todas sus fuerzas para desprenderse de las puertas del horno que con su calor vivo y hambriento devoró la piel del muchacho.
Tomar la olla con el caldo también fue una tortura. Es verdad la adrenalina del momento te permitió ignorar el dolor, pero luego dolería... y mucho.
Cuando el almuerzo de los niños fue vertido sobre el horno este se apagó rápidamente ahogado por liquido y los vegetales acabando con todo fuego, pero dejando algunas brazas y un poco de humo. Nada como la enorme nubada que era antes, pero algo de humo aun.
¿Que ardía en el interior? nada muy fuera de lo común, Leña seca y algo de leña húmeda, hojas relativamente nuevas y algunos pétalos tostados y quemados, pero azules al fin y al cabo.
Si se revolvían un poco las cenizas y el combustible del endemoniado fuego se hallaría un cajita de metal, tostada también y bastante maltrecha.
¿Su contenido? aun es un misterio.
Tomar la olla con el caldo también fue una tortura. Es verdad la adrenalina del momento te permitió ignorar el dolor, pero luego dolería... y mucho.
Cuando el almuerzo de los niños fue vertido sobre el horno este se apagó rápidamente ahogado por liquido y los vegetales acabando con todo fuego, pero dejando algunas brazas y un poco de humo. Nada como la enorme nubada que era antes, pero algo de humo aun.
¿Que ardía en el interior? nada muy fuera de lo común, Leña seca y algo de leña húmeda, hojas relativamente nuevas y algunos pétalos tostados y quemados, pero azules al fin y al cabo.
Si se revolvían un poco las cenizas y el combustible del endemoniado fuego se hallaría un cajita de metal, tostada también y bastante maltrecha.
¿Su contenido? aun es un misterio.
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Re: Burned by Himself. (Evento)
por Invitado Dom Dic 01, 2013 1:30 pm
Contempló la escena con un mezquino deleite, nada como que un bribón obtenga su merecido para que aprenda la lección, porque a ojos de Josephine, ese muchacho era el responsable de lo ocurrido ahí, tachándolo entonces de un agitador por excelencia... y a nadie le gustan los agitadores.
Cerró el abanico y sorteó cuidadosamente el desastre esparcido por el piso para no arruinar sus botitas de ante. Tomó el mentón del muchacho con el extremo de la regla, acomodando su cabeza para que la mirara directo a los ojos, aún si eso le suponía bajar la cabeza dada la diferencia de estaturas.
- Y que sepa, que a los pecadores el fuego es lo que les aguarda en el infierno, señor Dupré. Su pequeña travesurilla le ha costado la cena a los demás... -
Enunció soberbiamente aquéllas hirientes palabras, obligándolo a mirarla. Luego desvió la mirada hacia la carne abierta de las manos, sin reparo en mostrar su desagrado ante la escena, examinando la herida con el filo de la regla, poco importándole el dolor que eso causaria.
- Dudo que se convierta en un caballero con ambas manos amputadas. Recoja este desastre y luego repórtese de inmediato con el doctor Volkov, ya ajustaremos cuentas más tarde. -
Retrocedió un par de pasos y volvió a guardarse el abanico en su lugar perteneciente - esa manga izquierda - luego se dio la media vuelta disponiéndose a salir de la escena, deteniéndose en un último segundo en el marco de la puerta.
- ¡Oh! Y usted le dirá a los niños por qué no van a cenar esta noche... -
Parece que el ajuste de cuentas había llegado antes. Josephine sale de escena, sonriendo con mezquindad, ignorando lo que a Garret aguardaba en ese interior carbonizado.
Cerró el abanico y sorteó cuidadosamente el desastre esparcido por el piso para no arruinar sus botitas de ante. Tomó el mentón del muchacho con el extremo de la regla, acomodando su cabeza para que la mirara directo a los ojos, aún si eso le suponía bajar la cabeza dada la diferencia de estaturas.
- Y que sepa, que a los pecadores el fuego es lo que les aguarda en el infierno, señor Dupré. Su pequeña travesurilla le ha costado la cena a los demás... -
Enunció soberbiamente aquéllas hirientes palabras, obligándolo a mirarla. Luego desvió la mirada hacia la carne abierta de las manos, sin reparo en mostrar su desagrado ante la escena, examinando la herida con el filo de la regla, poco importándole el dolor que eso causaria.
- Dudo que se convierta en un caballero con ambas manos amputadas. Recoja este desastre y luego repórtese de inmediato con el doctor Volkov, ya ajustaremos cuentas más tarde. -
Retrocedió un par de pasos y volvió a guardarse el abanico en su lugar perteneciente - esa manga izquierda - luego se dio la media vuelta disponiéndose a salir de la escena, deteniéndose en un último segundo en el marco de la puerta.
- ¡Oh! Y usted le dirá a los niños por qué no van a cenar esta noche... -
Parece que el ajuste de cuentas había llegado antes. Josephine sale de escena, sonriendo con mezquindad, ignorando lo que a Garret aguardaba en ese interior carbonizado.
(OFF: Salgo de escena, gracias por el tema, espero haber sido de ayuda)
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Re: Burned by Himself. (Evento)
por Garret D. Evans Mar Dic 03, 2013 9:39 pm
Sostener la gran olla se le facilitó bastante una vez derramó el contenido de esta sobre el feroz cráter de hollín que era la estufa, no obstante, debió dejarla rápidamente a un lado al sentir el dolor apoderándose otra vez de sus manos. Las sacudió varias veces en el aire y sopló un poco sobre las palmas, pero con el efecto de la adrenalina ya esfumado, todo intento suyo por disminuir el malestar fue inútil. Calló cualquier queja al tener el mentón aprehendido por el amenazante azote de Miss Lidell, mirándola a los ojos con más molestia y resignación que miedo, pero este último seguía allí en cierto grado, así que desistió de emitir reclamos y se limitó a oír su sermón, aguantándose también el dolor cuando sus manos fueron examinadas por ella.
-Sí, Miss Lidell.- Dijo luego de verla abandonar la cocina, contestándole sumiso con un dejo de aflicción, pues una pequeña parte suya sentía real desconsuelo por el sinfín de palabras de Josephine. No entendía el porqué si sabía que el incidente no fue culpa suya, quizá era por su propia personalidad o era algún efecto que la profesora tendría sobre los alumnos, o solo él, quién sabe. -Más vale que tanto desastre haya valido la pena.- Masculló mientras caminaba al horno, encontrándose una maltratada caja de metal en su interior.
Confundido, se preguntó quién diablos habría puesto algo así dentro de un horno, pero entonces recordó cuan poco sentido hacían las cosas si se trataba de un tributo del mes y enseguida buscó como sacar la caja sin dañarse más las manos, moviéndose con prisa por la cocina a causa de la emoción ocasionada por encontrar lo que él ya daba por sentado sería su tributo para los príncipes. Ojalá fuera así o se amputaría las manos de pura rabia.
-Aquí vamos…- Dijo frente a la caja tras encontrar una barra de metal con la cual se movían leños y carbón, empuñándola aun usando su chaqueta como protección y arreglándoselas para sacar la caja, finalmente abriéndola con suma expectación.
-Sí, Miss Lidell.- Dijo luego de verla abandonar la cocina, contestándole sumiso con un dejo de aflicción, pues una pequeña parte suya sentía real desconsuelo por el sinfín de palabras de Josephine. No entendía el porqué si sabía que el incidente no fue culpa suya, quizá era por su propia personalidad o era algún efecto que la profesora tendría sobre los alumnos, o solo él, quién sabe. -Más vale que tanto desastre haya valido la pena.- Masculló mientras caminaba al horno, encontrándose una maltratada caja de metal en su interior.
Confundido, se preguntó quién diablos habría puesto algo así dentro de un horno, pero entonces recordó cuan poco sentido hacían las cosas si se trataba de un tributo del mes y enseguida buscó como sacar la caja sin dañarse más las manos, moviéndose con prisa por la cocina a causa de la emoción ocasionada por encontrar lo que él ya daba por sentado sería su tributo para los príncipes. Ojalá fuera así o se amputaría las manos de pura rabia.
-Aquí vamos…- Dijo frente a la caja tras encontrar una barra de metal con la cual se movían leños y carbón, empuñándola aun usando su chaqueta como protección y arreglándoselas para sacar la caja, finalmente abriéndola con suma expectación.
The Orphanage
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Re: Burned by Himself. (Evento)
por The Orphanage Miér Dic 04, 2013 9:33 pm
Del humo negruzco ya no quedaba casi nada, solamente los vestigios de la misma, la huella que dejó con su presencia. Pobre de quien deba limpiar el hollín de todo por allí por donde dejó su beso cálido. oh! y hablando de desastres, el caldo también se había escapado bajo el horno por la fuerza del mismo empujandose por salir de la olla y por las gotas gordas y chorreantes que caían del horno... Los aceites y grasas del caldo más el hollín se estaban volviendo una pasta pegajosa sobre el piso.
pero volvamos al muchacho y su... caja.
Al abrirla no se encontraba nada más que un montón de pétalos azules, claro algunos de tonos café y negro chamuscados por el calor que los rodeaba... pero no desesperes joven Garret, si estaban ahí era para proteger lo que en medio de la caja reposaba cual féretro en un ataúd humeante. Un muñeco descansaba con sus ojos cerrados en el interior, con su cabello violeta revoloteado y su gabardina de mangas cortadas. ¡Jackpot!
oh! y las visitas aun no acaban... La jefa de cocina se encuentra en el umbral de la puerta con ambas manos sobre su boca abierta de la pura impresión. Aparentemente Miss Lidell no exageraba cuando decía de quien seria el trabajo de explicar todo.
pero volvamos al muchacho y su... caja.
Al abrirla no se encontraba nada más que un montón de pétalos azules, claro algunos de tonos café y negro chamuscados por el calor que los rodeaba... pero no desesperes joven Garret, si estaban ahí era para proteger lo que en medio de la caja reposaba cual féretro en un ataúd humeante. Un muñeco descansaba con sus ojos cerrados en el interior, con su cabello violeta revoloteado y su gabardina de mangas cortadas. ¡Jackpot!
oh! y las visitas aun no acaban... La jefa de cocina se encuentra en el umbral de la puerta con ambas manos sobre su boca abierta de la pura impresión. Aparentemente Miss Lidell no exageraba cuando decía de quien seria el trabajo de explicar todo.
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