El Refugio menos pensado.

Al ver que nadie salió de aquella puerta, Anunnaki decidió entrar en la casona apurando el paso para escapar de aquel calor infernal que había afuera. Abrió la puerta, y una vez dentro llevo la mirada al techo de aquel pasillo de entrada al mismo tiempo que respiraba profundamente la frescura del interior aliviando el sofocante calor de su cuerpo. Volvió la mirada al frente para observar que a su alrededor de aquel corredor, un silencio dominaba el lugar. Comenzó a caminar tranquilo, hacia una puerta frente a una escalera, esperando que alguien pudiese escuchar sus pasos al momento que decía: “¿Holaa?... ¿hay alguien?..” llego hasta la puerta de una habitación que parecía la recepción del lugar, entro sacándose el morral que cargaba dejándolo sobre un cómodo sofá verde y abriendo los botones de su camisa húmeda para recibir más la frescura del lugar dejando ver un poco su pecho. Se sentó un poco exhausto en el sofá verde para descansar, apoyo la cabeza en el respaldo del sofá y cerro lentamente los ojos. Tranqulidad sintió...
Simplemente cerró los ojos y dejo que ese suspiro de regreso, recorriese su cuerpo en buscsa de la tranqulidad que él siempre habia buscado... pero inconcientemente habia algo, o alguien que en ese mismo instante no lo dejaba tranquilo... quizas era un ente en particular?... no lo sabia... Tal vez un producto de su imaginacion??... no se lo cuestionaba.. sin embargo la real incognita de "Annu" era que en ese mismo instante, en es sofá sentado, con los ojos cerrados, como si estuviese realmente dormido, sentía que no estaba solo. y que en esa gran casona llena de habitaciones y lugares desconocidos existia alguien que lo estaba vigilando desde el momento que entro en aquel lugar... solo siguio sentado ahí... silencioso... atento... espectante... esperando...

...con los ojos cerrados, el ambiente comenzo a tornarse muy apacible, demasiado tranquilo... no habia nada de que preocuparse... dejo de pensar en el entorno y comenzo a dormirse.. el cansancio de haber caminado dias hasta aquel lugar lo tenia agotado. En ese momento, cuando su mente comenzaba a irse, una suave y dulce sensacion entro por su nariz. Un leve aire sintio en la cara... alguien estaba ahi.
Sentado en una postura muy comoda y con los ojos cerrados, pero despierto, sintio la prescencia de alguien que no significaba ninguna amenaza para él, por lo que en ese momento procedio a abrir lentamente su ojo derecho. De inmediato noto la fina y delicada figura de una mujer que estaba frente a él. Un poco impresionado, prosiguio a abrir seguidamente su otro ojo, al momento que pestaño tres veces para mirar detalladamente un hermoso vestido carmesi con finos detalles negros y un deslumbrante cabello largo y ondulado que nacia de un pequeño sombrero en su cabeza. Annu no se detuvo en seguir admirando a aquella joven mujer, deteniendose a observar cada detalles de su rostro, el brillo de sus labios perfectos y mirandole intensamente aquellos ojos castaños que le transmitian un sentimiento de soledad, volvio a pestañar una vez mas para darse cuenta que estaba bien despierto.
Annu, queriendo presentarse ante aquella dama, se puso de pie de inmediato con un poco de vergüenza, al verse con su ropa sucia y humeda. Su altura lo obligo a mirarla un poco hacia abajo, la miro directamente a sus ojos e inclino levemente la cabeza en señal de saludo, pues ella, por su fina figura y por su elegante vestido, parecia provenir de una connotada familia. "Ejemm... Buenas tardes señorita, Anunnaki de Smiljam es mi nombre", Demostrando su cortesia y educacion hacia ella, no dejaba de pensar en lo horrible que se sentia en ese momento al llevar su ropa sucia y humeda, y en su rostro se podia notar que sus pomulos se tornaban un poco rojizos por la verguenza de su presentacion personal. "Se que mi estado no es el mejor en este momento, pero no e tenido una buena semana" emitio una pequeña sonrisa al momento que abrochaba los botones de su camisa ocultando su pecho. En ese momento no entendia porque ella estaba ahi, y lo que penso era que tal vez podia ser una de las personas que habitaban en la casona, por lo que decidio sentirse mas amigable hacia ella: "Puedes decirme Annu y no ando solo, pues afuera esta mi perro, que... no tiene nombre, pero esta ahí, afuera.". ¡No se porque no le e puesto un nombre a ese perro!, pensó. Su rostro era alegre y una sonrisa no se despegaba de su rostro, pues hacia demasiado tiempo que no estaba en una situacion como esa, conversando con una persona, ni menos con una joven mujer como ella.

...Al escuchar la dulce voz de su pregunta acerca del perro, Annu la miro fijamente con una mirada intensa y perdiendose en esos castaños ojos que para él eran muy hermosos, pudo percibir en ella una ternura escondida, una felicidad perdida que lo motivaron en ese entonces, dejandolo un poco perplejo, a decirle: "¿Un perro?,¿cual perro?..há, si mi perro.. eh.., si tengo un perro, afuera," cerrando los ojos soltó una pequeña risa.. "si es un muy buen perro, es muy tierno, es un Akita Innu, que al parecer le agradé como amo y me sigue desde hace unos días". su repuesta fue animosa, pues sentia que a Caroline le gustaban los animales tanto como a él. Tal vez ella pueda ayudarme a escojer un nombre para el perro, pensaba, mirandola muy contento, pues le gustaba su presencia y la situacion le parecia muy especial y agradable. Annu pensó en ese momento que Caroline se alegraria mucho si pudiese acariciar al perro. Él queria que ella se sintiera feliz, "Caroline, puedo enseñarte mi perro si deseas y creo que le agradaras mucho... Solo quiero pedirte que me ayudes aca, porque en realidad acabo de llegar y no conozco a nadie.. y yo, sería un verdadero placer ayudarte en lo que sea y tambien puedo enseñarte algunas cosas si deseas." sonrió coqueto y cojió su morral que estaba junto a Caroline y sacó una varilla de incienzo y se la enseñó: "Mira Caroline, esta vara de incienzo viajo conmigo desde muy lejos y quiero regalartela a ti, su escencia es mi precencia, y cuando estes sola y necesites de alguien no dudes en encenderla".
Annu no dudo en regalarle una vara de incienzo a Caroline, pues lo que percibio en ella fue ternura y nobleza escondida, signos de que su vida podria volver a empezar en aquel lugar.
Extendio su mano esperando la mano de Caroline para poner el incienzo sobre su delicada mano.