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Dr. Charles Lutwidge
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El cuerpo tibio se puso de pie lentamente, alzando su cuerpo de la horizontal hasta la habitación contigua.
Un viejo Sobre cayó posándose suavemente sobre la madera...
El Cuerpo dejó correr la llave del agua y sumergió sus manos en el frió liquido que lavó su rostro.
¿Como había llegado a la habitación?
No era la primera mañana que se lo preguntaba, pero no todas estaban acompañadas de un punzante dolor de cabeza y una sensación de desorientación, si con suerte había resuelto que estaba en la habitación de siempre.
Aseado y adecuadamente vestido salió del lugar.
gabardina marrón, boina, corbata negra, chaqueta morada, pantalón del mismo vino tinto color y... Calzado... Un par de Mocasines a penas estrenados.
De paso por el otoñal corredor de árboles vio unos muchachos corriendo como locos , gritando sus fantasías a los cuatro vientos a temprana hora y portando sendas ramas. No había crimen ahí, pero necesitaba una ofrenda, no se dejaría caer sin un apetecible presente.
Tomó uno de los muchachos por la mitad trasera de su polera arrugándose esta en las mangas impidiendo que fuese ahorcado y su transporte increíblemente fácil. El Chiquillo berreó y pataleo, gritó hasta quedar difonico y frustrado por verse abandonado por sus colegas y temiendo lo peor por no poder ver el rostro de su gigantesco captor.
Cuando la criatura se hubiese calmado, el hombre retomó su marcha a pasos rítmicos y largos, doblando al ver los arbustos que separaban los lugares hasta llegar a la infame mesita de roble donde esperaba se encontrase Miss Lidell desayunando.
De encontrarla ahí o ser encontrado por ella ahí, haría una breve reverencia con el rostro y guardaría silencio hasta que ella le saludase.
Un viejo Sobre cayó posándose suavemente sobre la madera...
El Cuerpo dejó correr la llave del agua y sumergió sus manos en el frió liquido que lavó su rostro.
¿Como había llegado a la habitación?
No era la primera mañana que se lo preguntaba, pero no todas estaban acompañadas de un punzante dolor de cabeza y una sensación de desorientación, si con suerte había resuelto que estaba en la habitación de siempre.
Aseado y adecuadamente vestido salió del lugar.
gabardina marrón, boina, corbata negra, chaqueta morada, pantalón del mismo vino tinto color y... Calzado... Un par de Mocasines a penas estrenados.
De paso por el otoñal corredor de árboles vio unos muchachos corriendo como locos , gritando sus fantasías a los cuatro vientos a temprana hora y portando sendas ramas. No había crimen ahí, pero necesitaba una ofrenda, no se dejaría caer sin un apetecible presente.
Tomó uno de los muchachos por la mitad trasera de su polera arrugándose esta en las mangas impidiendo que fuese ahorcado y su transporte increíblemente fácil. El Chiquillo berreó y pataleo, gritó hasta quedar difonico y frustrado por verse abandonado por sus colegas y temiendo lo peor por no poder ver el rostro de su gigantesco captor.
Cuando la criatura se hubiese calmado, el hombre retomó su marcha a pasos rítmicos y largos, doblando al ver los arbustos que separaban los lugares hasta llegar a la infame mesita de roble donde esperaba se encontrase Miss Lidell desayunando.
De encontrarla ahí o ser encontrado por ella ahí, haría una breve reverencia con el rostro y guardaría silencio hasta que ella le saludase.
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PD: lamento postear un día despues de la fecha prometida. Mis "queridos" compañeros me sorprendieron con que no habian hecho nada de lo que les correspondía para un trabajo conjunto de hoy.
Seca... la boca seca... sabe a hiel amarga...
Perdida... la mirada... a veces atrapa la luz, a veces la sombra...
Hoy no es poesía, sólo prosa...
Eso pasa en esas mañanas que se da cuenta-- no... que se recuerda-- que es parte de la casa de muñecas, donde chiquillos crueles y rencorosos le extraen las orbes para implantarlas por gélido cristal y entonces no puede ver nada, solamente siente cuando halan sus hilos, convirtiéndola en marioneta. Qué sentimiento más auto-destructivo, cruel y antipático, que avasallador es, cómo inunda y reemplaza su esencia.
Está herida. Su clac clac clac no es de los elegantes tacones, es un bastón el que se ha convertido en su tercera pierna, al menos hasta que pueda apoyarse en sí misma, hasta que los profundos cortes olviden agobiar a las arterias. Un cabestrillo sujeta la diestra y hoy un sombrero con velo oculta la fea marca en su rostro. Nadie se atreve a preguntar qué ha pasado, solamente dos almas saben la verdad y juran callarlo por temor a comprometer su "inocencia", es cómplice y víctima.
Hoy el negro amaneció de humor para ella, así que de negro viste. Y así deambula por los pasillos, abriéndose paso ante el temor de los chiquillos que la miran con terror, herida pero no menos peligrosa, quizá todo lo contrario, justo como las bestias... ninguno siente pena por ella, es lo único seguro, aunque algunos fijarán el doble de su atención en el repaso de las listas vespertinas, por si llegase a faltar el que seguramente ella "mató"...
Si lo supiera, le causaría mucha gracia. Pero no lo sabe, así que no sonríe.
Él ha estado rondando sus pensamientos, no es de piedra - no tan dura - lo siente aún palpitando en su tacto, tan cercano y tan lejos. Lo ha evitado, es verdad, no es que la haya buscado tampoco, pueden atribuir su "descuido" - o cobardía - a la inmensidad del espacio, es tan sencillo culpar a la casona de todos sus males, que sería una ofensa no hacerlo.
Clac... clac... clac...
Está cansada. Imágenes de las noches anteriores la acosan, abren sus heridas, agitan el pecho. Qué infierno se vuelve ese lugar a veces, sabe que lo tiene bien merecido, pero no lo quiere ¿qué prisionero acepta la condena? Lo ve doblar en un pasillo, sería fácil darse la media vuelta y fingir que no existe, más a ella nunca le ha gustado lo sencillo. Lo sigue, lo observa. Sabe que la está buscando, su anímica y despreocupada conducta le dice que ha olvidado todo, que para él es el día Pato o Miércoles, al caso, da lo mismo. Sonríe entre la espesura de su velo, cuán desquiciante es ese hombre aún sin saberlo. Se reincorpora, adquiriendo la tan acostumbrada elegancia y se deshace del bastón en alguna esquinilla oscura, intentando avanzar lenta pero parsimoniosa.
- Buenos días doctor Lutwidge - nunca llamar a un caballero por su nombre - Y dígame ¿cuál es la sentencia? -
No se detuvo a mirarlo, buscó el reposo de la silla que le correspondía y pretendió normalidad al asentarse en ella. Olvidó el cabestrillo, podría excusarse con cualquier cosa, era una de las tantas ventajas de tener por amigo a un hombre sin memoria...
Perdida... la mirada... a veces atrapa la luz, a veces la sombra...
Hoy no es poesía, sólo prosa...
Eso pasa en esas mañanas que se da cuenta-- no... que se recuerda-- que es parte de la casa de muñecas, donde chiquillos crueles y rencorosos le extraen las orbes para implantarlas por gélido cristal y entonces no puede ver nada, solamente siente cuando halan sus hilos, convirtiéndola en marioneta. Qué sentimiento más auto-destructivo, cruel y antipático, que avasallador es, cómo inunda y reemplaza su esencia.
Está herida. Su clac clac clac no es de los elegantes tacones, es un bastón el que se ha convertido en su tercera pierna, al menos hasta que pueda apoyarse en sí misma, hasta que los profundos cortes olviden agobiar a las arterias. Un cabestrillo sujeta la diestra y hoy un sombrero con velo oculta la fea marca en su rostro. Nadie se atreve a preguntar qué ha pasado, solamente dos almas saben la verdad y juran callarlo por temor a comprometer su "inocencia", es cómplice y víctima.
Hoy el negro amaneció de humor para ella, así que de negro viste. Y así deambula por los pasillos, abriéndose paso ante el temor de los chiquillos que la miran con terror, herida pero no menos peligrosa, quizá todo lo contrario, justo como las bestias... ninguno siente pena por ella, es lo único seguro, aunque algunos fijarán el doble de su atención en el repaso de las listas vespertinas, por si llegase a faltar el que seguramente ella "mató"...
Si lo supiera, le causaría mucha gracia. Pero no lo sabe, así que no sonríe.
Él ha estado rondando sus pensamientos, no es de piedra - no tan dura - lo siente aún palpitando en su tacto, tan cercano y tan lejos. Lo ha evitado, es verdad, no es que la haya buscado tampoco, pueden atribuir su "descuido" - o cobardía - a la inmensidad del espacio, es tan sencillo culpar a la casona de todos sus males, que sería una ofensa no hacerlo.
Clac... clac... clac...
Está cansada. Imágenes de las noches anteriores la acosan, abren sus heridas, agitan el pecho. Qué infierno se vuelve ese lugar a veces, sabe que lo tiene bien merecido, pero no lo quiere ¿qué prisionero acepta la condena? Lo ve doblar en un pasillo, sería fácil darse la media vuelta y fingir que no existe, más a ella nunca le ha gustado lo sencillo. Lo sigue, lo observa. Sabe que la está buscando, su anímica y despreocupada conducta le dice que ha olvidado todo, que para él es el día Pato o Miércoles, al caso, da lo mismo. Sonríe entre la espesura de su velo, cuán desquiciante es ese hombre aún sin saberlo. Se reincorpora, adquiriendo la tan acostumbrada elegancia y se deshace del bastón en alguna esquinilla oscura, intentando avanzar lenta pero parsimoniosa.
- Buenos días doctor Lutwidge - nunca llamar a un caballero por su nombre - Y dígame ¿cuál es la sentencia? -
No se detuvo a mirarlo, buscó el reposo de la silla que le correspondía y pretendió normalidad al asentarse en ella. Olvidó el cabestrillo, podría excusarse con cualquier cosa, era una de las tantas ventajas de tener por amigo a un hombre sin memoria...
- Darker than Black:
- Vestidirijillo
(Off: ¿Qué se le va a hacer? Compañeros de estudios: no puedes matarlos, pero tampoco puedes ponerlos en los créditos del ensayo :/)
Dr. Charles Lutwidge
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giró sobre sus talones al escuchar el saludo viendo como la mujer se dejaba caer suavemente sobre una de las sillas acomodándose como es debido en una dama.
Se volvió completamente hacia ella, haciendo el breve gesto de saludo y como si tuviese una sonrisa en su oculto rostro respondió con un alegre Buenos Dias. Acto seguido depositó al muchacho sobre el suelo, el cual solo agacho el rostro y se limpio las fosas nasales humedecidas con la manga de su tenida. Con miedo alzó la vista detrás de él buscando nuevamente el rostro de su captor, la cual casi por un acto mágico apareció a medida que el hombre se inclinaba para estar a la altura -mas o menos- del muchacho Vamos chico. confiesa vuestros crímenes.
El pequeño vuelve la vista a la mujer, observándole el velo con los ojos de cristal y los labios tiritandoles. El no sabe que crímenes pueden haber en sus actos y aun así es empujado a estar frente a esa mujer. Abre la boca y la cierra no sabe que hacer o que decir, siente como que el mundo se le cae encima.
Charles se alza. Su rostro el claro y sonriente. Es evidente que disfruta el pequeño espectáculo. Niños ¿No? Tan inocentes de si mismos, tan ajenos al dolor de cabeza que nos causan... Observó al muchacho y ojala este fuese el causante del que sufro en estos momentos ¿No tiene la sensación de que han estado algo... pesados para nuestros hombros los últimos días?
No era ajeno en el maestro algunos detalles menos visibles y otros tan evidentes que no acostumbraban a rondar al rededor de la mujer y no nos referimos solo a su aspecto físico, había algo dándole vueltas tanto a él como a ella más allá de la percepción de los sentidos, mas ya llegaría a ellos. Ahora esta el chico entre ellos.
Se volvió completamente hacia ella, haciendo el breve gesto de saludo y como si tuviese una sonrisa en su oculto rostro respondió con un alegre Buenos Dias. Acto seguido depositó al muchacho sobre el suelo, el cual solo agacho el rostro y se limpio las fosas nasales humedecidas con la manga de su tenida. Con miedo alzó la vista detrás de él buscando nuevamente el rostro de su captor, la cual casi por un acto mágico apareció a medida que el hombre se inclinaba para estar a la altura -mas o menos- del muchacho Vamos chico. confiesa vuestros crímenes.
El pequeño vuelve la vista a la mujer, observándole el velo con los ojos de cristal y los labios tiritandoles. El no sabe que crímenes pueden haber en sus actos y aun así es empujado a estar frente a esa mujer. Abre la boca y la cierra no sabe que hacer o que decir, siente como que el mundo se le cae encima.
Charles se alza. Su rostro el claro y sonriente. Es evidente que disfruta el pequeño espectáculo. Niños ¿No? Tan inocentes de si mismos, tan ajenos al dolor de cabeza que nos causan... Observó al muchacho y ojala este fuese el causante del que sufro en estos momentos ¿No tiene la sensación de que han estado algo... pesados para nuestros hombros los últimos días?
No era ajeno en el maestro algunos detalles menos visibles y otros tan evidentes que no acostumbraban a rondar al rededor de la mujer y no nos referimos solo a su aspecto físico, había algo dándole vueltas tanto a él como a ella más allá de la percepción de los sentidos, mas ya llegaría a ellos. Ahora esta el chico entre ellos.
Sus orbes violeta brillan a través del encaje, atravesando el cráneo del pequeño, arrancándole un escalofrío que se apodera de lo pequeño que es su ser, dejando - una vez más - en claro su insignificancia. Un sollozo se escapó hacia los adentros del chiquillo, tendría unos 9 cuando mucho, tan sucio e imperfecto que irritaba a la mujer solamente de estar frente a ella. Lo examinó escrutinosamente, se tomó su tiempo para que perdiera aún más el aliento a sabiendas de la crueldad de los adultos en ese lugar, tantas cosas se hablaban de ellos, tan monstruosos se volvían para una figura infantil como esa. Cesó el viaje de su mirada en cuanto se topó con una rasgadura en su pantalonera, justo en la rodilla derecha, era reciente, como el pecado que había cometido...Dr. Charles Lutwidge escribió:Vamos chico. confiesa vuestros crímenes.
- Dígame joven Lieber ¿es usted de familia acaudalada? -
La mirada cerúlea del chiquillo se desorbitó y las lágrimas escaparon al valle de su ario rostro. Era una pregunta cruel en todos los sentidos, era una pregunta que no tendría una respuesta correcta, por tanto, habría un castigo, lo sabía, lo sentía en sus vértebras. Negó, una sola vez, apretó los puños, apretó los dientes, Josephine solamente adelantó el rostro, eso fue suficiente para sembrar en él un muy puro temor:
- Exacto: ni siquiera familia tiene y se da el lujo de rasgar su único cambio, el cual le han otorgado caritativamente y usted se atreve a mal gastarlo en sus sucias jugarretas. Nadie quiere a un animal ¿entiende? NADIE - Su tono fue incisivo, no trastabilló ante el sufrimiento del muchacho. - Deje de lloriquear señor Lieber, un hombre debe ser más digno. Ahora: quítese los pantalones, llévelos hasta el cuarto de costura y zúrsalos usted mismo, no me importa si no sabe, lo hará hasta que le sangren los dedos o yo misma le clavaré alfileres entre las uñas. -
Lo amenazó con el índice, no necesitaba un hacha para blandir como su arma de verdugo. El muchacho se mordió los labios para contener el llanto y dudó en cumplir su humillante sentencia ¿cómo atravesar en interiores el orfanato? Además el frío calaba hasta los huesos y en su vida había cogido una aguja y un hilo, pero ya podía ver ese filo encajándose en la tierna carne, enrojeciéndola sórdidamente.
Logró lo imposible: desviar su atención del chico, quién agradeció que el profesor distrajera la furia - inexplicable furia - de la mujer, aunque fuera por segundos. Josephine alzó la mirada e intentó sostenerla en los ojos de Charles, pero le resultó difícil, sobretodo cuando imágenes de noches atrás acudieron a ella, comprometedoras, íntimas y tan... impropias.Dr. Charles Lutwidge escribió: Niños ¿No? Tan inocentes de si mismos, tan ajenos al dolor de cabeza que nos causan... Y ojala este fuese el causante del que sufro en estos momentos ¿No tiene la sensación de que han estado algo... pesados para nuestros hombros los últimos días?
Se ruborizó bajo el velo y de inmediato desvió el rostro. Algo le carcomía el interior, nueva era esa sensación, incómoda también. Frunció la boquita y pasó saliva, alisando su vestido.
- Claro que no doctor, claro que no... -
Olía a mentira.
Dr. Charles Lutwidge
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Fecha de nacimiento : 07/05/1988
Para los atentos ojos del maestro no había crimen alguno en el chico, si no hasta el momento mismo en que la dama comenzó a explicarse. ¿Que poder tenia ella? Que aun su más aguda vista pasaba por alto esas cosas... es que el sentido de la rectitud del hombre esta trastocado o... ¿era el de ella?
Je... necedades sin importancia, lo importante es que de cualquier manera y fuese como fuera de seguro reprender al muchacho animaría un poco a la mujer. Claro! en caso de que necesitase animarse, aunque... nunca esta demás.
Una vez que la sentencia fue dictada y la mujer se distrajo del muchacho, los ámbar y penetrantes ojos y esa sonrisa afablemente hipócrita descendieron de las alturas para despachar al muchacho mientras le ordenaba que de paso fuese a la cocina y le pidiera agua caliente y unas tazas a la criada.
Cuando el muchacho se fue corriendo -y es que no. Si parecía que el mismo diablo lo perseguía- Charles le siguió con la mirada hasta que desapareció para luego así girarse hacia la dama.
Tomó asiento lentamente mientras hacia presión en el tabique entre sus ojos. Realmente era molesto ese dolor de cabeza. Sin levantar aun la vista comentó Espero acepte tomar un brebaje caliente en mi compañía hizo un pausa silenciosa, expectante mientras elevaba el rostro, pues no sabia si la respuesta seria insonora, oculta detrás de aquel velo. ¿Seria un buen momento para hacer evidente lo que no era?...
Tiempo... Tenia todo el del mundo para él, pero... y ¿ella?
Aun si la respuesta a su petición era negativa y mientras la dama no abandonase el lugar tomaría una posición de relajo dejando que la mano del codo que reposaba sobre la mesa vagase Es sabido por vos de mis desajustes de memoria, pero son contadas las ocasiones en que pierdo días tan próximos al presente. Sonrió Espero sepa tenerme paciencia mientras le hago un par de preguntas para ubicarme. Hizo un breve pausa mientras se sentaba recto, dejaba de jugar con su mano y tomaba un actitud seria, volviendo su voz profunda y pausada, reflexiva incluso ¿Fausto aun sigue en enfermería? ¿El ultimo hombre en llegar fue Hurdy? y la más importante... ¿Cuando fue la vez ultima que me vio con estos zapatos?.... Le pregunto esto ultimo por que si son míos entonces ¿Porqué me siento incomodo con ellos puestos?
Je... necedades sin importancia, lo importante es que de cualquier manera y fuese como fuera de seguro reprender al muchacho animaría un poco a la mujer. Claro! en caso de que necesitase animarse, aunque... nunca esta demás.
Una vez que la sentencia fue dictada y la mujer se distrajo del muchacho, los ámbar y penetrantes ojos y esa sonrisa afablemente hipócrita descendieron de las alturas para despachar al muchacho mientras le ordenaba que de paso fuese a la cocina y le pidiera agua caliente y unas tazas a la criada.
Cuando el muchacho se fue corriendo -y es que no. Si parecía que el mismo diablo lo perseguía- Charles le siguió con la mirada hasta que desapareció para luego así girarse hacia la dama.
Tomó asiento lentamente mientras hacia presión en el tabique entre sus ojos. Realmente era molesto ese dolor de cabeza. Sin levantar aun la vista comentó Espero acepte tomar un brebaje caliente en mi compañía hizo un pausa silenciosa, expectante mientras elevaba el rostro, pues no sabia si la respuesta seria insonora, oculta detrás de aquel velo. ¿Seria un buen momento para hacer evidente lo que no era?...
Tiempo... Tenia todo el del mundo para él, pero... y ¿ella?
Aun si la respuesta a su petición era negativa y mientras la dama no abandonase el lugar tomaría una posición de relajo dejando que la mano del codo que reposaba sobre la mesa vagase Es sabido por vos de mis desajustes de memoria, pero son contadas las ocasiones en que pierdo días tan próximos al presente. Sonrió Espero sepa tenerme paciencia mientras le hago un par de preguntas para ubicarme. Hizo un breve pausa mientras se sentaba recto, dejaba de jugar con su mano y tomaba un actitud seria, volviendo su voz profunda y pausada, reflexiva incluso ¿Fausto aun sigue en enfermería? ¿El ultimo hombre en llegar fue Hurdy? y la más importante... ¿Cuando fue la vez ultima que me vio con estos zapatos?.... Le pregunto esto ultimo por que si son míos entonces ¿Porqué me siento incomodo con ellos puestos?
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PD: Excelente! No me gusta cuando le dan dialogo a los pjs circunstanciales.
PD2: Buenisima firma
Solos en la escena. La dictadora le permitió retirarse al estorbo, no tenía humor para completar sus reprimendas, aunque se percataría de que se hubiera cumplido al pie de la letra más tarde, nada podría cambiar su mezquindad... porque ella creía que le hacía un bien absoluto al muchacho, creía que embellecía su ser para que finalmente pudiera salir de su capullo y alejarse con sus alas extendidas de ese... sumidero de sueños
Suspiró pesadamente. No hace mucho, estaban ahí, en esa misma escena, tomando el té tan casualmente, jugando a la normalidad, pretendiendo que eran simples profesores en un simple lugar. Y sin embargo ahora...
- Tengo muchos menesteres pendientes doctor, dudo que el día me sea suficiente para cumplirlos, por lo que me temo debo--
Estaba tan sumido en su agobio personal que probablemente no captó la que sería una terrible negativa... eso, o simplemente no se la permitió, cualesquiera que fuera el caso, interrumpió su discursillo y no le dio lugar a la retirada. Mientras lo escuchaba, por breves instantes un pensamiento la atacó:
¡No seas estúpida Josephine, no te comportes como una chiquilla! Eres una dama, manténte a la altura...
Se irguió sobre su asiento, recuperando la elegancia en su compostura, ocultando cualquier evidencia de molestia tras el velo, poniendo atención a lo que restaba de sus palabras:
- ¿El joven Cannavaro? Hace días que salió y anda vagando por ahí sin hacer nada de provecho, como ha probado es su costumbre en su breve estadía, pero ya sabrá quién manda, ya lo sabrá... - aunque seguramente pasaría desapercibida la mueca de disgusto, Charles sabría que estaba ahí apenas mencionando "Hurdy" - No ha sido el último en llegar, aunque "hombre" no es, eso se lo aseguro doctor. Un extraño se aposenta a las afueras, alegando una sarta de boberías que no hacen más que dar por perdida su sanidad. Solamente espero que se mantenga al margen del orfanatorio, no me agradan ni él ni su conducta. - fue inevitable recordarlo, también fue inevitable sentir una leve presión en el estómago, como cuando una emoción muy fuerte abate, a pesar de que sea desconocida - Le pido se mantenga alejado, es peligroso. Pero le tengo el ojo puesto encima, por si se le ocurre pasarse de listo. En cuanto a sus zapatos... - pudo haber dicho muchas cosas, pudo haber mentido, haber rodeado la pregunta, moldearlo a su antojo, finalmente completar a su galante caballero, sin embargo... - Son suyos, pero no acostumbra invitarlos a caminar con usted, no sé que rencilla oculta tengan, pero es severa al punto en que no se miran... -
...Sin embargo, solamente le dijo la verdad.
Suspiró pesadamente. No hace mucho, estaban ahí, en esa misma escena, tomando el té tan casualmente, jugando a la normalidad, pretendiendo que eran simples profesores en un simple lugar. Y sin embargo ahora...
No habría titubeo en el pasado, era indiscutible la respuesta, más en esta ocasión ella se limitó a callar por instantes, manteniendo la cabeza baja. Frunció el entrecejo al mover el brazo herido, el ardor se extendía hasta la médula, pero era un dolor que le recordaba lo "viva" que seguía, así que había que agradecerlo.Dr. Charles Lutwidge escribió:Espero acepte tomar un brebaje caliente en mi compañía
- Tengo muchos menesteres pendientes doctor, dudo que el día me sea suficiente para cumplirlos, por lo que me temo debo--
Estaba tan sumido en su agobio personal que probablemente no captó la que sería una terrible negativa... eso, o simplemente no se la permitió, cualesquiera que fuera el caso, interrumpió su discursillo y no le dio lugar a la retirada. Mientras lo escuchaba, por breves instantes un pensamiento la atacó:
¡No seas estúpida Josephine, no te comportes como una chiquilla! Eres una dama, manténte a la altura...
Se irguió sobre su asiento, recuperando la elegancia en su compostura, ocultando cualquier evidencia de molestia tras el velo, poniendo atención a lo que restaba de sus palabras:
Tanto se enfocó en no ponerle atención a Charles, que lo logró ¿cómo pudo pasar por alto el detalle de sus zapatos? ¿el nuevo color que habitaba en sus ojos ahora? ¿quedaba ahí un rastro de Aeon? Retiró el cabestrillo con cuidado y lo depositó a un lado, entrelazando luego sus manos sobre su regazo, dándole una ceremonial pauta a cada respuesta, entonando con su impecable dicción y marcado acento:Dr. Charles Lutwidge escribió:(...) ¿Fausto aun sigue en enfermería? ¿El ultimo hombre en llegar fue Hurdy? y la más importante... ¿Cuando fue la vez ultima que me vio con estos zapatos?.... Le pregunto esto ultimo por que si son míos entonces ¿Porqué me siento incomodo con ellos puestos?
- ¿El joven Cannavaro? Hace días que salió y anda vagando por ahí sin hacer nada de provecho, como ha probado es su costumbre en su breve estadía, pero ya sabrá quién manda, ya lo sabrá... - aunque seguramente pasaría desapercibida la mueca de disgusto, Charles sabría que estaba ahí apenas mencionando "Hurdy" - No ha sido el último en llegar, aunque "hombre" no es, eso se lo aseguro doctor. Un extraño se aposenta a las afueras, alegando una sarta de boberías que no hacen más que dar por perdida su sanidad. Solamente espero que se mantenga al margen del orfanatorio, no me agradan ni él ni su conducta. - fue inevitable recordarlo, también fue inevitable sentir una leve presión en el estómago, como cuando una emoción muy fuerte abate, a pesar de que sea desconocida - Le pido se mantenga alejado, es peligroso. Pero le tengo el ojo puesto encima, por si se le ocurre pasarse de listo. En cuanto a sus zapatos... - pudo haber dicho muchas cosas, pudo haber mentido, haber rodeado la pregunta, moldearlo a su antojo, finalmente completar a su galante caballero, sin embargo... - Son suyos, pero no acostumbra invitarlos a caminar con usted, no sé que rencilla oculta tengan, pero es severa al punto en que no se miran... -
...Sin embargo, solamente le dijo la verdad.
(Off: ¡Pobres! También merecen no-vivir (?) y gracias, la tuya tampoco está mal ;D)
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La frase quedó inclusa y prontamente olvidada, dado que no importa cuán bien tienda en una dirección una oración, cuando hasta una simple "," cambia el sentido de esta, por ello sentido alguno no tiene asumir palabras que no llegaron a salir de su boca. Mas la Dama seguía sentada... aunque sumida en si misma ¿Que ave depredadora estaba rondando a la mujer?
Entonces la mujer se irguió, se acomodó con todo su aplomo y recuperó la postura de una dama digna y fuerte. Charles unió sus palmas bajo su nariz apoyando ligeramente su rostro en ellas mientras eso reclinaba un poco su cuerpo poniéndolo más a la altura de la mujer al tiempo que le dedicaba toda su atención, expectante a sus palabras hasta que finalizó. A la mujer que recién había llegado le estaría sonriendo con ligereza, relajado, pero la dama que estaba ahora frente a él se merecía un verdadero toque de seriedad antes de que ambos pudiesen tomarse las cosas con relajo y soltura. Ahora si me honra la presencia de Miss Lidell y no la de un pajarillo herido. susurro sin intenciones de faltarle el respeto.
Luego su rostro se ensombreció un tanto dejando escapar palabras reflexivas que lentamente se volvieron en tonos de preocupación, pero no por él, sino por ella. Entonces debo haber perdido a lo más 6 días y me atrevería a decir que 4 es el número exacto... ¿No tiene la sensación de que pasaron muy rápidos? Al menos yo la tengo, lo que me dice que fueron días con bastante más actividad que lo acostumbrado. Lo que me lleva a preguntarme varias cosas y entre ellas la siguiente:
Titubeó, no una, sino un par de veces desde que me sigue antes de llegar aquí -algo poco común en Ud.- Entonces ¿Estuve involucrado en aquello que la lleva maltrecha físicamente... hizo una pausa dejando escapar el aire por sus fosas nasales y... emocionalmente? sonrió Al menos por lo que me ha dicho descarto al recién llegado al menos en cuando al daño físico y bajo al mismo plano descarto un accidente, dado que un accidente implica que no hubo terceros.
¿Y los Zapatos? Después atendería ese asunto. Aunque no podía evitar mover los dedos dentro de ellos.
Entonces la mujer se irguió, se acomodó con todo su aplomo y recuperó la postura de una dama digna y fuerte. Charles unió sus palmas bajo su nariz apoyando ligeramente su rostro en ellas mientras eso reclinaba un poco su cuerpo poniéndolo más a la altura de la mujer al tiempo que le dedicaba toda su atención, expectante a sus palabras hasta que finalizó. A la mujer que recién había llegado le estaría sonriendo con ligereza, relajado, pero la dama que estaba ahora frente a él se merecía un verdadero toque de seriedad antes de que ambos pudiesen tomarse las cosas con relajo y soltura. Ahora si me honra la presencia de Miss Lidell y no la de un pajarillo herido. susurro sin intenciones de faltarle el respeto.
Luego su rostro se ensombreció un tanto dejando escapar palabras reflexivas que lentamente se volvieron en tonos de preocupación, pero no por él, sino por ella. Entonces debo haber perdido a lo más 6 días y me atrevería a decir que 4 es el número exacto... ¿No tiene la sensación de que pasaron muy rápidos? Al menos yo la tengo, lo que me dice que fueron días con bastante más actividad que lo acostumbrado. Lo que me lleva a preguntarme varias cosas y entre ellas la siguiente:
Titubeó, no una, sino un par de veces desde que me sigue antes de llegar aquí -algo poco común en Ud.- Entonces ¿Estuve involucrado en aquello que la lleva maltrecha físicamente... hizo una pausa dejando escapar el aire por sus fosas nasales y... emocionalmente? sonrió Al menos por lo que me ha dicho descarto al recién llegado al menos en cuando al daño físico y bajo al mismo plano descarto un accidente, dado que un accidente implica que no hubo terceros.
¿Y los Zapatos? Después atendería ese asunto. Aunque no podía evitar mover los dedos dentro de ellos.
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PD: No luce muy... ¿escotada en la firma?
Aunque fuera un susurro, alcanzó el fino oído de la dama, viajando a través del vientecillo matinal. De por sí le resultaba desquiciante esa manía que tenía de murmurarse cada 4 frases y encima le dedicaba ahora tan ruda sentencia, distando mucho de sentirse halagada en tanto se refieran a su "fragilidad".Dr. Charles Lutwidge escribió: Ahora si me honra la presencia de Miss Lidell y no la de un pajarillo herido
Dudo que pudieras soportar lo que yo con tanta dignidad, querido... lo dudo mucho.
Sonrió apenas el pensamiento se formuló en su mente. Había mostrado más falta de carácter que ella en un par de ocasiones, sumando a eso la acostumbrada debilidad de los hombres al dolor físico. Era feminista, por así decirlo, en algunas ocasiones... en realidad, siempre se sentía superior.
Al discursillo de Charles le siguió un momento incómodo, más salvó el momento la criada que se hizo presente con el juego de té de la casa -para nada excéntrico como el del profesor, pero servía a su propósito- trastabilleando sobre la vieja bandeja de plata. Era una muchacha que ayudaba a Carmine, una huérfana que se volvió mucama ante el infortunio de no encontrar familia y es que no era para nada agraciada, incluso un poco pasada de peso. Josephine mostró su desdén hacia la muchacha, sin contestarle el cortés saludo que emitió a ambos. Alejó la vista de ella, sintiéndose insultada por su presencia y con urgencia la despachó, sin dejarle siquiera que sirviera el té, casi como si fuera una apestada. La pobre se escabulló encogiéndose de hombros, siempre sobajada por la hermosa profesora de etiqueta.Dr. Charles Lutwidge escribió:Entonces debo haber perdido a lo más 6 días y me atrevería a decir que 4 es el número exacto... ¿No tiene la sensación de que pasaron muy rápidos? Al menos yo la tengo, lo que me dice que fueron días con bastante más actividad que lo acostumbrado. Lo que me lleva a preguntarme varias cosas y entre ellas la siguiente: Titubeó, no una, sino un par de veces desde que me sigue antes de llegar aquí -algo poco común en Ud.- Entonces ¿Estuve involucrado en aquello que la lleva maltrecha físicamente... y... emocionalmente? Al menos por lo que me ha dicho descarto al recién llegado al menos en cuando al daño físico y bajo al mismo plano descarto un accidente, dado que un accidente implica que no hubo terceros.
Miss Lidell permitió que el caballero sirviera, jugando a la rutina. Acomodó el asa de ambas tazas con suma propiedad y apuntando hacia las 3, como debía ser. Revisó la infusión que les habían llevado, apenas alzando la tapita de la tetera para verificar su aroma y así saber cuánto debía reposar.
- Con 2 minutos bastará. Por favor no use su reloj, la última vez insistió por horas en que todavía no pasaban... -
Rodó los ojos en blanco, recordando aquél extraño momento, cortesía de Charles. Había dejado que las preguntas del doctor parecieran esfumarse mientras se quitaba ceremoniosamente los guantes, mostrando un corte severo en la palma interior derecha, un corte que ya había cicatrizado, pero conservaba ese color carnoso en su piel. Suspiró pesadamente, agobiada por la ronda de preguntas del doctor, decidiendo qué y cómo contestar. No fue sino hasta que dio el primer sorbo - con cuidado de no alzar más allá de los labios el velo - que se dispuso a contestar:
- Son demasiadas preguntas doctor y aunque no lo crea, no soy una suerte de sabia que posee todas las respuestas. No sé por cuánto permaneció encerrado en su habitación, supuse que estaba enfermo al ver al doctor Volkov darle un par de rondas, pero hubiera sido impropio visitarlo en esas condiciones, sobretodo cuando yo misma pude haberlo contagiado. Una fiebre terrible me aquejó luego de la desdichada tormenta que me cogió a mitad del bosque... - ahora habría que hilar todas las falsedades - No se vanaglorie, si titubeo es porque soy humana y me duelen las heridas que me causé al intentar acogerme de la lluvia, no es fácil andar por ahí con tacones y vestido ¿sabe? No sea ilógico ¿como podría ser causante de lo que yo misma me he buscado? -
Si fuese una buena persona, sus mentiras se le atribuirían a la buena voluntad que tenía de protegerlo, sin embargo Josephine distaba mucho de encajar en tal descriptivo - buena persona... - por lo que mentía para salvarse a ella misma, de ella misma generalmente. En sí era egoísta, ocultándole la verdad para no perder a su única compañía.
(Off: Si, pero como está casi planisférica, no hay fanservice en ello. Eso se lo dejamos a Mine (?)
Dr. Charles Lutwidge
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La mano de charles se agitó abanicada restandole importancia a las palabras que estaba por decirle No me mal entienda Dama. No dudo de nuestras diferencias en fortaleza, mas en mis profundas memorias estoy acostumbrado a verla fuerte sin importar que...
luego llegó la pobre criatura... menuda e intimidada de inmediato y es que Miss Lidell era estricta y severa, mientras del hombre nunca se sabia cuando la sonrisa ocultaba oscuras intenciones. y es que así fue recibida... con la gelida y reprochadora indiferencia y de la mujer y una amable sonrisa del hombre, mas afortunada ella fue despachada de inmediato antes que se encontrasen más razones para ser corregida. ¿Todos los adultos eran tan... adultos?
Miss lidell no se movió de su puesto, esperando ser servida. El hombre no lo dudaría y comenzaría a acomodar la indumentaria mientras ella examinaba el contenido vaporoso. Eso activó su sentido del olfato haciendo que por su mente rodaran algunas posibles alternativas, pero se vio interrumpido por la palabras de la mujer...
¿Reloj dice?... murmuró extrañado mientras rebuscaba entre sus alforjas hallando al renombrado. Lo acaricio suavemente, desde el costado hasta el botón que lo abría dando con unas manecillas indicando una extravagante hora. Ahí se quedó perdido, ensoñado preguntándose el porque lo había olvidado y el porque de conservar una pieza que no funcionaba ¿Tenia un propósito?¿Un recuerdo oculto?... sus pensamientos se extrapolaron pensando en el tiempo detenido y en el mismo como un instrumento que se conserva por alguna razón... la imagen de dos cuencas negras vacías llegó a su mente...
y entonces...
y entonces...
los labios de la mujer probaron de la infusión y aun cuando la mano de Charles se estiró para evitarlo fue muy tarde. Se quedo congelado un segundo observando los labios de la mujer casi volviendo a las tierras de sus pensamientos de nuevo cuando ella comenzó a hablar. Retiró la mano y se puso de pie escuchándola mientras reflexionaba.
Su pequeño paseo llevó su nariz a rodar por ahí cerca olisqueando el romero, el comino fresco hasta hallar un poco de Anís. Extrajo algunas semillas del suelo mientras las limpio entre sus dedos pelando la primera capa. A falta de canela se hizo con unas hojas de menta y volvió a la mesa Debí detenerla antes Miss Lidell Una vez dicho esto tomó un cuchillo de la bandeja abriendo por la mitad las semillas sin partirlas en dos y comenzó a hablar La sabiduría llega con los años y vuestra piel y ojos distan de esa carga por lo que corresponde que se le escabulla la sabiduría, mas es una mujer joven muy astuta. Dejó caer el anís pelado dentro de la tan poco agraciada infusión de té Supongo que la fiebre puede explicar el cansancio en las piernas y la sensación de actividad, aunque no habia indicios de cuidados adicionales en mi habitación. Se encontraba impecablemente ordenada, más de lo que yo haría, pero no había cuencas con agua o paños, tampoco otros aromas hizo silencio Quizás me aquejó otro mal que me tuvo en cama... Le preguntare los detalles al Señor Volkov entonces. Sonrió con un dejo de coquetería susurrándole en todo de broma No recordaba que fuésemos tan intimos como para contagiarme Miss Lidell Volvió a su posición tomando las hojas de Menta dividiéndolas por la mitad para que soltasen sus fragancias y compuestos volátiles, los vertió junto con el resto del brebaje y lo dejó reposar. No pretendía vanagloriarme con mi palabras. y su mirada se volvió seria e intensa, las cejas se juntaron un poco en la frente y la mano derecha reafirmó lo que diria Si no soy el dueño de mi memoria, perfectamente puedo no ser el dueño de otros aspectos y a conciencia o no, me aborrecería de causarle daño de cualquier clase mi dama.
Su estampa se relajó y abrió el contenedor de la infusión dejando escapar un fuerte y relajante aroma
¿Me permite servirle nuevamente?
luego llegó la pobre criatura... menuda e intimidada de inmediato y es que Miss Lidell era estricta y severa, mientras del hombre nunca se sabia cuando la sonrisa ocultaba oscuras intenciones. y es que así fue recibida... con la gelida y reprochadora indiferencia y de la mujer y una amable sonrisa del hombre, mas afortunada ella fue despachada de inmediato antes que se encontrasen más razones para ser corregida. ¿Todos los adultos eran tan... adultos?
Miss lidell no se movió de su puesto, esperando ser servida. El hombre no lo dudaría y comenzaría a acomodar la indumentaria mientras ella examinaba el contenido vaporoso. Eso activó su sentido del olfato haciendo que por su mente rodaran algunas posibles alternativas, pero se vio interrumpido por la palabras de la mujer...
¿Reloj dice?... murmuró extrañado mientras rebuscaba entre sus alforjas hallando al renombrado. Lo acaricio suavemente, desde el costado hasta el botón que lo abría dando con unas manecillas indicando una extravagante hora. Ahí se quedó perdido, ensoñado preguntándose el porque lo había olvidado y el porque de conservar una pieza que no funcionaba ¿Tenia un propósito?¿Un recuerdo oculto?... sus pensamientos se extrapolaron pensando en el tiempo detenido y en el mismo como un instrumento que se conserva por alguna razón... la imagen de dos cuencas negras vacías llegó a su mente...
y entonces...
y entonces...
los labios de la mujer probaron de la infusión y aun cuando la mano de Charles se estiró para evitarlo fue muy tarde. Se quedo congelado un segundo observando los labios de la mujer casi volviendo a las tierras de sus pensamientos de nuevo cuando ella comenzó a hablar. Retiró la mano y se puso de pie escuchándola mientras reflexionaba.
Su pequeño paseo llevó su nariz a rodar por ahí cerca olisqueando el romero, el comino fresco hasta hallar un poco de Anís. Extrajo algunas semillas del suelo mientras las limpio entre sus dedos pelando la primera capa. A falta de canela se hizo con unas hojas de menta y volvió a la mesa Debí detenerla antes Miss Lidell Una vez dicho esto tomó un cuchillo de la bandeja abriendo por la mitad las semillas sin partirlas en dos y comenzó a hablar La sabiduría llega con los años y vuestra piel y ojos distan de esa carga por lo que corresponde que se le escabulla la sabiduría, mas es una mujer joven muy astuta. Dejó caer el anís pelado dentro de la tan poco agraciada infusión de té Supongo que la fiebre puede explicar el cansancio en las piernas y la sensación de actividad, aunque no habia indicios de cuidados adicionales en mi habitación. Se encontraba impecablemente ordenada, más de lo que yo haría, pero no había cuencas con agua o paños, tampoco otros aromas hizo silencio Quizás me aquejó otro mal que me tuvo en cama... Le preguntare los detalles al Señor Volkov entonces. Sonrió con un dejo de coquetería susurrándole en todo de broma No recordaba que fuésemos tan intimos como para contagiarme Miss Lidell Volvió a su posición tomando las hojas de Menta dividiéndolas por la mitad para que soltasen sus fragancias y compuestos volátiles, los vertió junto con el resto del brebaje y lo dejó reposar. No pretendía vanagloriarme con mi palabras. y su mirada se volvió seria e intensa, las cejas se juntaron un poco en la frente y la mano derecha reafirmó lo que diria Si no soy el dueño de mi memoria, perfectamente puedo no ser el dueño de otros aspectos y a conciencia o no, me aborrecería de causarle daño de cualquier clase mi dama.
Su estampa se relajó y abrió el contenedor de la infusión dejando escapar un fuerte y relajante aroma
¿Me permite servirle nuevamente?
La mujer se sorprendió, con un sutil sobresalto ¿tan transparente se había vuelto para él, incluso detrás de su infranqueable muralla? Suavizó su postura y cobijó bajo el encaje una sonrisa entintada en ese labial carmesí, mostrando una vez más que él era su calma en la tormenta.Dr. Charles Lutwidge escribió:No me mal entienda Dama. No dudo de nuestras diferencias en fortaleza, mas en mis profundas memorias estoy acostumbrado a verla fuerte sin importar que...
Lo espió extrañada por el rabillo del ojo ¿en verdad ahora era un lienzo a medio pintar? ¿la entidad que lo habitaba había hecho eso? Para Josephine, Aeon permanecía en las pupilas de Charles, dejándolo ciego por completo. ¿Con qué propósito? De repente cayó en cuenta que esa noche la escena la condujo ella - para variar - y que se quedó al aire el propósito del doctor al atraerla a la trampa. Ahora la interrogante la acosaba con un punzante dolor de cabeza...Dr. Charles Lutwidge escribió:¿Reloj dice?...
¿Qué verdad se quedó enterrada en aquélla noche?
Lo observó curiosa, yendo de aquí para allá, reconociendo su propósito en cuanto tomó del pequeño huerto el anís. Entonces depuso la porcelana, entendiendo que el fino caballero querría mejorar la infusión con su toque personal. Honestamente, había extrañado desmesuradamente su sabor y compañía en cada taza...Dr. Charles Lutwidge escribió:Debí detenerla antes Miss Lidell. La sabiduría llega con los años y vuestra piel y ojos distan de esa carga por lo que corresponde que se le escabulla la sabiduría, mas es una mujer joven muy astuta. Supongo que la fiebre puede explicar el cansancio en las piernas y la sensación de actividad, aunque no habia indicios de cuidados adicionales en mi habitación. Se encontraba impecablemente ordenada, más de lo que yo haría, pero no había cuencas con agua o paños, tampoco otros aromas. Quizás me aquejó otro mal que me tuvo en cama... Le preguntare los detalles al Señor Volkov entonces.
Se había entregado demasiado a sus ensoñaciones, por lo que se obligó a volver a la realidad... Sería un problema interrogar al doctor, quién seguramente no corroboraría una historia que no existía, así que debía comenzar a hilar tramas mas complejas, más una simple frase la sacó de inmediato de sus esquemas:
Abrió grandes los ojos y le dedicó tanto el candor que encendía sus mejillas, como su furibunda mirada, penetrante incluso a través del encajeDr. Charles Lutwidge escribió:No recordaba que fuésemos tan intimos como para contagiarme Miss Lidell
- ¡¡Charles!! ¡No hagas tales insinuaciones! ¿Qué pensarán de nosotros? - Se abanicó el rostro con la mano y divagó la mirada - Por todos los cielos, solamente a ti se te ocurre...
Recreó la más impropia de las escenas en su mente, aquélla ocurrida noches atrás y lejos de arrepentirse, añoró... se arrancó el sentimiento con un suspiro del pecho y evitó mirarlo por lo que durase la conversación, dedicándose a tontear entre los muchos insectillos que rondaban por el jardín.
Marcó una pequeña "O" con los labios, sorprendida. Quién sabe si fue la primera vez en su vida que se enterneció su mirada y su sonrisa se asomó bellamente al borde del velo. Reacomodó su cabello detrás de la oreja con la diestra y luego viajó esa misma mano hacia la mesa, acariciando el asa que Charles hubiera acomodado anteriormente, como si ahí reposara su tacto. Por alguna razón que escapaba a su conocimiento, aquélla frase le había deshielado el corazón... tan sólo un poco.Dr. Charles Lutwidge escribió:No pretendía vanagloriarme con mi palabras. Si no soy el dueño de mi memoria, perfectamente puedo no ser el dueño de otros aspectos y a conciencia o no, me aborrecería de causarle daño de cualquier clase mi dama.
Alzó el rostro y lo miró, con esa sonrisa aún iluminándola.Dr. Charles Lutwidge escribió:¿Me permite servirle nuevamente?
- Por supuesto Charles, por supuesto... -
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relajado como se había acomodado no pudo evitar reír brevemente mientras ampliaba una gran sonrisa al escuchar las primeras palabras y exaltadas reacciones de la dama. Se silenció sin dejar de sonreír -de lo contrario, continuar seria irrespetuoso- y luego le comento con la misma alegría Se que están ahí abajo, vuestras mejillas ligeramente sonrojadas y esa mirada de indignación por mi atrevimiento Se puso de pie encorvado sobre la vajilla Por favor, no me corrija. Es hermoso el rostro que imagino.
y es que como no ser un tanto descarado si el juego era agradable, además que detrás de ese velo todas las miradas, todas las muecas y pequeños gestos de la mujer se le escapaban dejándolo sumido en diminutas incertidumbres. Si no fuese por lo sincero del resto de su cuerpo esta conversación podría generar los mismos malentendidos causados cuando se habla por teléfono. Aun así, mientras no se excediera en su propio actuar esto resultaba divertido y en extremo casual... Quizás lo apropiado si es que como suponía los días anteriores habían sido extenuantes.
Quizás era tiempo de rasgar la obviedad.
La infusión fue servida lentamente.
Charles tomó asiento, giró el asa de la taza, sintió el aroma del Té especiado y bebió. Saboreo el liquido y sin soltar la taza que se mantuvo a medio camino entre sus labios y la mesa preguntó
Entonces ¿Como es posible que se encuentre tan maltrecha? Miss Lidell. Sopló la taza que volvió a acercarse a él Y no me tragaré cualquier cosa, considerando el o los agravios que esconde bajo el velo, la mano cicatrizando, el cabestrillo y el pie herido... No se me ha escapado que el pie no ha tocado suelo desde que esta sentada y que el tac tac que acostumbra precederle no contenía el mismo ritmo. Bebió No la estoy interrogando, estoy realmente preocupado
y es que como no ser un tanto descarado si el juego era agradable, además que detrás de ese velo todas las miradas, todas las muecas y pequeños gestos de la mujer se le escapaban dejándolo sumido en diminutas incertidumbres. Si no fuese por lo sincero del resto de su cuerpo esta conversación podría generar los mismos malentendidos causados cuando se habla por teléfono. Aun así, mientras no se excediera en su propio actuar esto resultaba divertido y en extremo casual... Quizás lo apropiado si es que como suponía los días anteriores habían sido extenuantes.
Quizás era tiempo de rasgar la obviedad.
La infusión fue servida lentamente.
Charles tomó asiento, giró el asa de la taza, sintió el aroma del Té especiado y bebió. Saboreo el liquido y sin soltar la taza que se mantuvo a medio camino entre sus labios y la mesa preguntó
Entonces ¿Como es posible que se encuentre tan maltrecha? Miss Lidell. Sopló la taza que volvió a acercarse a él Y no me tragaré cualquier cosa, considerando el o los agravios que esconde bajo el velo, la mano cicatrizando, el cabestrillo y el pie herido... No se me ha escapado que el pie no ha tocado suelo desde que esta sentada y que el tac tac que acostumbra precederle no contenía el mismo ritmo. Bebió No la estoy interrogando, estoy realmente preocupado
Dr. Charles Lutwidge escribió:Se que están ahí abajo, vuestras mejillas ligeramente sonrojadas y esa mirada de indignación por mi atrevimiento. Por favor, no me corrija. Es hermoso el rostro que imagino.
- Charles... -
Agachó la cabeza, cerró los ojos y selló el sentimiento que ardía en su pecho, tan quemante como meter las manos al fuego, alejando el vacio que se aferraba de manera abrumadora, haciendo eco en toda esa nada. Encontró todo el sentido que muchas veces había perdido, la copa se llenaba, tomando el candor de un buen vino añejo, muy dulce, nada seco..
Culpa...
Presionó las manos que reposaban en su regazo, rogando por ser menos débil - quién sabe a qué cielo - y contuvo la respiración, esperando tragarse cualquier frase que la hiciera arrepentirse, que lo viera alejarse ¿podría perderlo? ¡No! ¡Eso jamás!
El té humeó danzarinamente hasta que su traslúcido velo viajó hacia los labios del profesor, los cuales la llamaron de vuelta, obligándola a mirarlos de una manera nada discreta ¿se le habría quedado el sabor del anís al borde...? Aunque vio los labios moverse, no puso atención a lo que él pronunciaba, solamente se quedó hipnotizada por su fina elocución y poco a poco dejó de volverse un eco lejano.
Se llevó de inmediato una mano a la frente, queriendo pasar inadvertida por sus mórbidos pensamientos. Carraspeó e intentó hilar sus palabras en una oración completa, haciendo tiempo al tomar el té y beber, inclinando la taza hacia sus labios sedientos. No tuvo cuidado de limpiar el labial, cómo hacía usualmente luego de cada trago, considerando inapropiado dejar su femenina marca ensuciar la porcelana.Dr. Charles Lutwidge escribió:(...) No se me ha escapado que el pie no ha tocado suelo desde que esta sentada y que el tac tac que acostumbra precederle no contenía el mismo ritmo. No la estoy interrogando, estoy realmente preocupado
Comenzó a articular, más no salió de su boca palabra alguna, mostrándose como el fraude que era. Se distrajo como una chiquilla en clase y ahora no sabía qué responderle al maestro. Soltó el aire y recuperó la compostura, volviendo a aspirar hondo, alisando nerviosamente su vestido. Apretó los labios y cuando una habilidosa mentira pudo haberla salvado, solamente prefirió...
- No sé como reaccionarías si te lo dijera, así que deja de preguntar. Preocúpate cuando falte a alguna de nuestras sesiones de té, sé cuidarme sola. Mientras tanto... - deslizó ligeramente la tacita en dirección a él con la diestra... - Sírveme más té, por favor. - ... Y le regaló una sonrisa.
(Off: Perdona la tardanza, le debía primero post a Emriel y no me acordaba ^^¡)
Dr. Charles Lutwidge
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y sentir su nombre, sin apelativos, ni titulo alguno, sin apellido, solo su nombre de pila, fue suficiente o quizás el mejor regalo que había recibido de parte de la mujer desde que tenia memoria... No pudo evitar enmudecer y entrecerrar sus ojos ligeramente conmovido... Oh miss Lidell ¿donde estarán tus ojos en este momento? Como es posible que puedas ser tan cruel aun cuando no deseas serlo...
Charles sonrió bebiendo de su taza de Té, dejando que la brisa se llevase toda complicidad.
Su vista volvió a elevarse tratando de atravesar el velo que coqueto mostraba demasiado para lo poco que dejaba entrever. Ella Habló y el escuchó sin apartarse de la taza humeante.
Entonces bajó la vista pensativo por breves segundos e infló las mejillas pasando el aire un par de veces de mejilla en mejilla rápidamente acompañando el movimiento de los ojos. Dejo escapar el aire con una pequeña mueca y exclamó Supongo que es mi Karma, por no saber ni yo mismo como he de actuar... Suspiró Solo espero que quien o que lo haya causado se encuentre aun peor de como se encuentra miss Lidell. Se puso de pie dejando su taza sobre la mesita y luego se inclinó sirviendole un poco más a la mujer Por supuesto que me preocupare y me hará tener que salir a buscarla... y ahora... agregó mientras se sentaba hablando de preocupaciones... Hizo una pausa. Es evidente que con el tiempo ya sea una costumbre para Ud. por lo que no lo haya notado de nuestra conversación, pero yo no puedo pasarlo por alto y es que... y sonrió elevando una ceja mientras la miraba con cierto aire de desafió, como retándola a armar el rompecabezas... Soy consciente de que sufro de lagunas mentales y perdidas de memorias severas, ya no camino a la deriva.
Charles sonrió bebiendo de su taza de Té, dejando que la brisa se llevase toda complicidad.
Su vista volvió a elevarse tratando de atravesar el velo que coqueto mostraba demasiado para lo poco que dejaba entrever. Ella Habló y el escuchó sin apartarse de la taza humeante.
Entonces bajó la vista pensativo por breves segundos e infló las mejillas pasando el aire un par de veces de mejilla en mejilla rápidamente acompañando el movimiento de los ojos. Dejo escapar el aire con una pequeña mueca y exclamó Supongo que es mi Karma, por no saber ni yo mismo como he de actuar... Suspiró Solo espero que quien o que lo haya causado se encuentre aun peor de como se encuentra miss Lidell. Se puso de pie dejando su taza sobre la mesita y luego se inclinó sirviendole un poco más a la mujer Por supuesto que me preocupare y me hará tener que salir a buscarla... y ahora... agregó mientras se sentaba hablando de preocupaciones... Hizo una pausa. Es evidente que con el tiempo ya sea una costumbre para Ud. por lo que no lo haya notado de nuestra conversación, pero yo no puedo pasarlo por alto y es que... y sonrió elevando una ceja mientras la miraba con cierto aire de desafió, como retándola a armar el rompecabezas... Soy consciente de que sufro de lagunas mentales y perdidas de memorias severas, ya no camino a la deriva.
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PD: Menos mal que no espere el post esa noche entonces XD
PD2: Fin de semana de Rol en papel, amigos y Novia, ergo, lejos del Foro. Saludos y espero disfrute el post :D.
Y tan cambiante era la dama como una brisna otoñal: a veces cálida y calma, a veces gélida y violenta... una sonrisa siniestra se dibujó bajo el velo, cubiertos sus ojos bajo la sombra, los dientes blanquecinos asomándose, el tinte carmesí en sus labios resaltando la tetricidad del cuadro.Dr. Charles Lutwidge escribió:Supongo que es mi Karma, por no saber ni yo mismo como he de actuar... Solo espero que quien o que lo haya causado se encuentre aun peor de como se encuentra miss Lidell.
- Ooh ~ Créeme que lo está... -
Ahora fue ella la que susurró, esperando que el viento - y la suerte - se llevasen sus palabras... incluso así, tentaba a la discresión del caballero... y también apelaba a su lado oscuro. Dirigió la taza hacia sus labios, dispuesta a acariciar sus papilas con tan deleitable esencia nuevamente, dejándose llevar por el momento, olvidando los ventanales alrededor, llenos de pasillos oscuros y sombras inciertas que los bordeaban, casi los espiaban, sí... podía sentir más de un par de ojos sobre ella, pero ¿qué más daba? No importaba su condición, se sabía la depredadora incluso si arrojaba su cara más dulce al doctor.
Dejó el sorbo a medio camino, el cual se quedó a calentarle los labios. Depuso la taza sobre su platito y - sorpresivamente - se alzó el velo, revelando un derrame en el ojo y un corte que intentaba ocultarse con maquillaje y la espesura de su flequillo... una mancha en el impío lienzo que solía ser su rostro, una verGüenza que omitió para que Charles tomara en cuenta la seriedad de sus palabras, mientras lo encaraba.Dr. Charles Lutwidge escribió:Por supuesto que me preocupare y me hará tener que salir a buscarla...
- Te suplico Charles, que arranques esa idea de tu mente. - aunque su voz era profunda, no sonaba sino severa - De cualquier modo, no habría forma de que me encontrases, solamente terminarías perdiéndote también... -
Un dejo de cinismo, otro de encanto, una sonrisa jovial y honesta, más aquél vacío latía en sus ojos, casi como si fuera una promesa. Era un enigma envuelto en un misterio, cuando se le descifraba, solamente se descubría otra parte más compleja en el rompecabezas. Volvió a la oscuridad en su velo y bebió, dejando que la escena transcurriera como si no hubiera recitado sentencia alguna.
Su lamentable estado había estropeado su agudeza mental, por lo que le tomó un par de segundos terminar de caer en cuenta que lo que él decía - desde un inicio - era... totalmente cierto. Cuerdo también, por demás. Arqueó ambas cejas y ladeó la cabeza, angulando su codo en el brazo de la silla para depositar su barbilla sobre el dorso de la mano, casi como si tomara más espacio del usual para mirarlo.Dr. Charles Lutwidge escribió:Y ahora... hablando de preocupaciones... Es evidente que con el tiempo ya sea una costumbre para Ud. por lo que no lo haya notado de nuestra conversación, pero yo no puedo pasarlo por alto y es que... Soy consciente de que sufro de lagunas mentales y perdidas de memorias severas, ya no camino a la deriva.
- Charles: Tienes toda la RAZÓN. Ni "torsoplos" - o como se llamen - ni tu tan arraigada repulsión al Astro Rey fueron presentes el día de hoy... - bajó la mirada hacia los relucientes zapatos del profesor - Mmh, eso explicaría... Sólo "algo" claro, no "todo". - se recompuso en su asiento y miró al frente, reacomodándose las mangas del vestido, dándole toda la casualidad del mundo a su siguiente comentario - Siempre pensé que elegías qué olvidar. Era como si lo más trivial te resultara "estorboso" y entonces sólo recordabas lo que te interesaba... - hizo una pausa y con una cómplice sonrisa añadió: - ... O gustaba. - se aclaró la garganta y prosiguió - Ahora simplemente harás como todo el mundo: tendrás que lidiar con todo lo que no te interesa y no te gusta, al mismo tiempo y diariamente. Creo que simplemente has dejado de elegir con qué vives y te queda...- se encogió de hombros y frunció los labios, como si fuese lo más obvio lo que iba a decir - Pues "vivir".
Si el oblivion que era el hombre la había hecho sufrir, ahora bien le serviría para manejarlo a su antojo. Ella sabía la verdad... a medias, pero sabía más que él y no se lo diría, porque Aeon no se había mostrado tan dispuesto como Charles. Lo que más le agradaba de él, era su cercanía, cualquier posibilidad de alejarlo debía ser simplemente...
... Olvidada.
Dr. Charles Lutwidge
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El hombre mantuvo el silencio y la compostura, escondiendo sin ocultar una sonrisa cómplice detrás de la taza al murmullo de ella. Bebió
Entonces la cándida mujer detrás del velo se transformó, primero mutó con el malicioso recuerdo y ahora con la seriedad del asunto. El violento cambio era más desconcertante que las heridas y lo maltrecha que estaba. Charles no se sorprendió del todo claro y en un intento por rescatar a la damisela de sus recuerdos... -oh malditos recuerdos! - dejó la taza sobre la mesa y con un dedo recorriendo el borde de ella, se atrevió a asomar un ligero... "puchero" en sus labios mientras decía... ¿no es algo egoísta de vuestra parte faltar a un compromiso e impedirme obligarla a volver conmigo?
Sonrió desviando el rostro hacia un costado para volver luego a ella encontrándola oculta detrás del velo. El hombre continuo hablando, refiriendose a las ultimas palabras, aunque citandolaya estoy perdido en mi mismo Miss Lidell ¿No? Se llevó las manos a la cabeza haciendo girar cerca de sus cienes Aun hay tantas cosas que no están hiladas y otras tanto de las que estoy seguro que me hace sentir... bueno lisiado de algún modo suspiro pesadamente mirando hacia la mesa
y luego con una gran sonrisa cómplice y con algo de alegría en los labios exclamo con un tono ligeramente risueño y sin ocultar la picardia con que iban cargadas. ¿Así que vuestra teoría es que recordaba lo que me interesaba o gustaba?¿Por ello nunca la he olvidado dice?
Entonces la cándida mujer detrás del velo se transformó, primero mutó con el malicioso recuerdo y ahora con la seriedad del asunto. El violento cambio era más desconcertante que las heridas y lo maltrecha que estaba. Charles no se sorprendió del todo claro y en un intento por rescatar a la damisela de sus recuerdos... -oh malditos recuerdos! - dejó la taza sobre la mesa y con un dedo recorriendo el borde de ella, se atrevió a asomar un ligero... "puchero" en sus labios mientras decía... ¿no es algo egoísta de vuestra parte faltar a un compromiso e impedirme obligarla a volver conmigo?
Sonrió desviando el rostro hacia un costado para volver luego a ella encontrándola oculta detrás del velo. El hombre continuo hablando, refiriendose a las ultimas palabras, aunque citandolaya estoy perdido en mi mismo Miss Lidell ¿No? Se llevó las manos a la cabeza haciendo girar cerca de sus cienes Aun hay tantas cosas que no están hiladas y otras tanto de las que estoy seguro que me hace sentir... bueno lisiado de algún modo suspiro pesadamente mirando hacia la mesa
y luego con una gran sonrisa cómplice y con algo de alegría en los labios exclamo con un tono ligeramente risueño y sin ocultar la picardia con que iban cargadas. ¿Así que vuestra teoría es que recordaba lo que me interesaba o gustaba?¿Por ello nunca la he olvidado dice?
- ¡Oh! ¿"Obligarme?" ¿Quién está siendo egoísta ahora, querido...? -Dr. Charles Lutwidge escribió:¿no es algo egoísta de vuestra parte faltar a un compromiso e impedirme obligarla a volver conmigo?
Ella se sabía egoísta por naturaleza, pero jamás lo hubiera sospechado de su compañero de té, quién iba asomando toda una gamma de matices, tan distintos... y encantadores. Apeló a su vanidad - siempre tan certero - haciéndole saber que la buscaría, que al menos alguien se lamentaría su ausencia. Importaba para una persona, eso le volvía pesado el pecho, era... extraño.
Al notarlo tan sobrecogido, asomó un dejo de preocupación y sintió la necesidad de extenderle su mano, darle consuelo cual mujercilla tonta e inocente... más enredó sus manos sobre el regazo y presionó, para alejar ese impulso, refrenarlo hasta que se desvaneciera. ¿Quién era ella para mostrar una cercanía tan vulgar hacia un caballero respetable? Bajó la cabeza y murmuró, venenosa:Dr. Charles Lutwidge escribió:ya estoy perdido en mi mismo Miss Lidell ¿No? Aun hay tantas cosas que no están hiladas y otras tanto de las que estoy seguro que me hace sentir... bueno lisiado de algún modo
- Dudo que pudieras con tanta verdad, Charles... simplemente te volverías más loco, déjalo así. -
Egoísta por naturaleza.
Y se cubrió el rostro con la mano "buena", ocultando el tan poderoso ruborcillo que la apabullaba por completo. No esperaba que a mitad de tal conversación, surgiera uno de los casuales galanteos del doctor, los cuales siempre parecían perfectos para desatinarla, una cualidad poco común entre los habitantes de la casona. Le dio un palmazo a la mesa y se atrevió a desesperar:Dr. Charles Lutwidge escribió:¿Así que vuestra teoría es que recordaba lo que me interesaba o gustaba?¿Por ello nunca la he olvidado dice?
- ¡Oh basta Charles Lutwidge! Soy una dama y tú un caballero, no me opondría a tu cortejo si fuera formal, pero sí a tus coqueteos de soltero ¡mjú! Ni que fuera una chiquilla... -
Le volteó la cara, conservando su dignidad. Ni siquiera se había dado cuenta bien de lo que había dicho y se notaba en la casualidad con la que intentó permanecer en la escena luego de lo que podría ser una rabieta.
Dr. Charles Lutwidge
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Los parpados del hombre se alzaron ligeramente, al darse cuenta que había caído en el mismo juego que ella revelando en cierto modo su... egoísmo, pero... ¿por que no serlo? Con nadie más compartía una taza de Té en la mañana antes de las clases. Sonrió para sí sin marcarlo con sus labios.
No dijo nada, ella seguía hablando, casi reprendiéndolo... No como a los críos que vagaban por el lugar, si no que con un poco de tacto y en apariencia fingiendo un dejo de desinterés por su preocupación. ¿Seria mejor así? También se guardó sus palabras, no se rendiría de buscar la verdad, no aun, era muy pronto y tenia muchas cosas que pensar ahora que debía vivir con la carga de la memoria... al menos parecia que ella no le daria la espalda aun por muy lisiado que se sintiese, a lo más lo arrojaría a su perro y sentiría lastima por el hombre, pero... estaría ahí, viendo.-Que era lo importante-.
Entonces sumido en ese profundo océano que era su cabeza, aunque sin dejar de prestar atención a la dama se vio forzado a arrancarse del fondo de la garganta una enorme risotada...
JAJAJAJAJAJAJA... rió dejando que la cabeza se le fuese hacia atrás para volver negando con el rostro y sonriendo.
Se puso de pie dejando la taza vacia sobre la mesa Solo seguía la linea de vuestra teoría rodeo la misma hasta llegar a la mujer quien no le veia directamente Mi clase ha de comenzar, ha refrescado mi mañana y despejado mi tortuosa cabeza aprovechó eso para tomar delicada y suavemente la mano "mala" Gracias susurro y depositando un breve y suave beso sobre la piel del reverso de la mano finalizo diciendo aunque es cierto... No me agradaría olvidar...te
Le sonrió y se puso de pie inclinando ligeramente el rostro, entrecerrando los ojos y dando varios pasos lentos hacia atrás para no darle la espalda, dejandole el tiempo de dedicarle algunas palabras u otras reprimendas, dejandole tiempo de ponerse de pie y acompañarlo hacia el interior o abofetearlo si creía necesario... Fuese como fuese se retiraba más que alegre
No dijo nada, ella seguía hablando, casi reprendiéndolo... No como a los críos que vagaban por el lugar, si no que con un poco de tacto y en apariencia fingiendo un dejo de desinterés por su preocupación. ¿Seria mejor así? También se guardó sus palabras, no se rendiría de buscar la verdad, no aun, era muy pronto y tenia muchas cosas que pensar ahora que debía vivir con la carga de la memoria... al menos parecia que ella no le daria la espalda aun por muy lisiado que se sintiese, a lo más lo arrojaría a su perro y sentiría lastima por el hombre, pero... estaría ahí, viendo.-Que era lo importante-.
Entonces sumido en ese profundo océano que era su cabeza, aunque sin dejar de prestar atención a la dama se vio forzado a arrancarse del fondo de la garganta una enorme risotada...
JAJAJAJAJAJAJA... rió dejando que la cabeza se le fuese hacia atrás para volver negando con el rostro y sonriendo.
Se puso de pie dejando la taza vacia sobre la mesa Solo seguía la linea de vuestra teoría rodeo la misma hasta llegar a la mujer quien no le veia directamente Mi clase ha de comenzar, ha refrescado mi mañana y despejado mi tortuosa cabeza aprovechó eso para tomar delicada y suavemente la mano "mala" Gracias susurro y depositando un breve y suave beso sobre la piel del reverso de la mano finalizo diciendo aunque es cierto... No me agradaría olvidar...te
Le sonrió y se puso de pie inclinando ligeramente el rostro, entrecerrando los ojos y dando varios pasos lentos hacia atrás para no darle la espalda, dejandole el tiempo de dedicarle algunas palabras u otras reprimendas, dejandole tiempo de ponerse de pie y acompañarlo hacia el interior o abofetearlo si creía necesario... Fuese como fuese se retiraba más que alegre
Nota* Con esto termino mi participación en el tema.
Frunció la naricilla y sacó aire por las mejillas, enrojeciéndose ahora por el enojo, no por otra cosa... le había herido el orgullo el muy ingrato y ella lo desdeñaba con tremenda claridad, para que se sabiese culpable y se disculpara, claro, porque él la había "ofendido".Dr. Charles Lutwidge escribió:JAJAJAJAJAJAJA... Solo seguía la linea de vuestra teoría
- Claro que no, solamente tuerces mis palabras cual vil crío ¡mph! -
Pudo sentir como se ponía en pie él otro y con más propósito fue que ocultó su rostro de él, por lo que no pudo oponerse a que el caballero realizara las acciones consiguientes.
Aunque refundió una mano sobre la otra, como para que no la tomara, este lo hizo y ella no se opuso más allá de la breve rabieta, más claro, en ningún momento volvió a dirigirle la palabra o a mirarle.Dr. Charles Lutwidge escribió:Mi clase ha de comenzar, ha refrescado mi mañana y despejado mi tortuosa cabeza. Gracias
No pudo ver la reacción en su rostro, más pudo sentir cómo se estremeció y recogió su mano con cuidado, manteniendo baja la mirada, sin siquiera agradecer el té - inusual en la tirana de los modales. De mantuvo distante y silente mientras él era engullido por la oscuridad de la casa, parecía una de esas bellas y gélidas estatuas que adornaban los mausóleos, la Dama de Negro que aguardaba con poca expectación y mucha parsimonia.Dr. Charles Lutwidge escribió:aunque es cierto... No me agradaría olvidar...te
- ¿Quién dice que no me has olvidado ya? -
Murmuró al viento, esperando que perdiera esas palabras entre el generoso follaje de la circundante arboleda. Acarició con el pulgar el dorso de su mano, aún resintiendo la esencia de sus labios durmiente sobre su piel... Sabía que Charles siempre le dejaba una taza de más -porque en la mayoría de las teteras existe la mala costumbre de retener líquido para servicios impares- así que finalizó esa "fiesta de té" en su sola compañía.
(Off: Gracias por el tema, un placer como siempre ~)
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