Tributo } ¿Quién se atrevió a cambiar aquí lo blanco por carmín? [Libre]

Desde que había escuchado el anuncio sobre el famoso “Tributo” que no podía dormir tranquila. Por más que se hubiera repetido todo lo dicho, o más que nada, que se hubiera repetido una y otra vez lo esencial del mensaje, no lograba comprenderlo.

Y que mejor manera de demostrar lo que yo pido,
Lacayos míos,
Que regalándome su corazón. ~

¿Cómo se suponía que iba a darles a ellos aquello que la mantenía con vida? Porque según lo que entendió de la clase del excéntrico señor Lutwidge, era el corazón lo que mantenía al cuerpo vivo y en movimiento. ¿De verdad ellos querían su corazón o solo lo decían en sentido… he… pues…* solo para asustar? Mientras pensaba en ellos, sus pies colgaban de la cama sobre la que estaba en aquel vació dormitorio. Suspiro suavemente y miro hacia un lado, a la mesa de noche en la que descansaba su caja de música.

Se levantó y tomó la caja entre sus manos para sentarse de nuevo con esta en el regazo. La acarició con extremo cariño, puesto que era su única pertenencia en aquel lugar, y luego de apreciarla como el atesorado objeto que era para ella, la acerco a su cuello, de donde tomo una pequeña llave para darle cuerda. Luego de unas cuantas vueltas, la caja de música comenzó a emitir una suave melodía, mientras ella levantaba la tapa de dicho adorno, solo para descubrir su propio reflejo en el interior. Sonrió suavemente, de forma inconsciente mientras se veía y escuchaba la dulce melodía, pero su sonrisa poco a poco fue desapareciendo. Extrañaba a sus padres… Extrañaba a Garry… y además de eso, tenia… miedo, miedo a la soledad y a lo que pudiera sucederle si no obedecía las reglas de ese lugar. Su mirada bajo, así como la cajita, y se quedó así , cabizbaja, hasta que la música cesó y necesitó de más cuerda. Repitió el mismo proceso que antes, incluso el mirarse en el reflejo, pero esta vez vio algo más que su propio reflejo…

Pudo ver el tributo, ahí, descansando sobre su pecho.

Si, el tributo era nada más ni nada menos que la llave de su caja de música. Se llevó las manos al cuello para desatar la cadena de la cual colgaba la pequeña llave, y al tenerla sobre la palma de su mano, pudo observarla mejor. La llave tenía forma de corazón. Las palabras del supuesto Príncipe Oso volvieron a resonar en su cabeza.

Quiero todo lo que tienen para ofrecer,
Todo lo que añoran en esta tierra,
Toda su conciencia aquí rindiéndose a mis pies,
Quiero que me traigan su esencia de vida....

...Necesito ver su amor incondicional,
Saber que existe realmente,
Y que mejor manera de demostrar lo que yo pido,
Lacayos míos,
Que regalándome su corazón. ~

La caja de música era lo único que tenía para ofrecer, su única pertenencia, y era lo que más añoraba en esa tierra **. Además la llave era la esencia de vida de su caja musical, sin ella, no funcionaba el mecanismo que dejaba que la música sonara. Su madre además, le había regalado esa caja junto a su rosa como muestra de amor incondicional, amor tan fuerte como el que ella sentía por su madre también, todo representado en esos objetos. Una llave única, que dejaba oír la canción compuesta para ella, con el amor de sus padres, una melodía que estaba ahí para llenar su corazón en los momentos de desesperanza.

Pero si quería conservar su corazón, debería dar ese corazón a cambió.

Ya había emprendido la carrera para ir a dejar su tributo, cuando un detalle llego a su cabeza: la llave era blanca. Si quería que representara por completo su corazón, debía ser roja, ¿pero cómo lo haría? De repente, el fragmento de un libro que su madre le había leído hace no mucho tiempo atrás llego a su memoria en el momento justo. Alicia en el País de las Maravillas era el libro, y recordaba perfectamente aquella escena tan graciosa, en que los jardineros, luego de haberse dado cuenta de que habían plantado rosas blancas en vez de rojas como quería la reina, decidieron pintarlas para que su error no fuera notado. Algo así debía hacer ella.

Su rumbo cambio, y no tardó en llegar al salón de clases. Aprovecharía que estaba vacío para buscar pintura roja y pintar su llave antes de entregarla. Busco en los estantes, en las repisas, en los pupitres, busco y busco… pero nada, no había pintura roja. ¿Cómo se suponía que pintaría la llave de carmín sin pintura?

* A lo que se refiere es que están hablando en sentido figurado.
** Según Ib, cree que con lo de: "Todo lo que añoran en esta tierra" se refieren solamente al Orfanato.

No tardó en cansarse luego de buscar por cada rincón de la sala al que le fue posible acceder, incluso montándose en sillas para alcanzar los estantes más altos. Sin darse cuenta, se quedo sin lugares en los que buscar, lo que implicaba que se había quedado sin pintura con la que pintar sus rosas.

Un suspiro que demarcaba la derrota escapó de sus labios mientras se acercaba hacia la ventana para mirar al exterior. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero no había encontrado sus rosas, ni el señor que le había dicho las buscaría por ella no había vuelto a aparecer. “El viento se robo mis rosas y el color de las rosas que estaban en la mesa…” Pensó con aire ausente, aunque el repetirse eso sonaba tan irreal y fantástico como naipes que pintaban rosas blancas para hacerlas pasar por rojas. Si ella pintaba su llave… ¿Lo notarían los príncipes, así como la reina noto que habían pintado las notas? ¿Recibiría ella un castigo como el de los pobres naipes? No, claro que no, después de todo eso era un juego… ¿no?

De todos modos, eso no importaba ya, no había encontrado pintura, y por lo tanto, no había forma de pintar la llave. Se volteó, dispuesta a abandonar el salón, cuando se encontró de frente con el dibujo correspondiente a la clase de ese dia, un corazón. Se acercó un poco más para leer el texto, murmurando las palabras en voz baja.

"Es una X de saco o bolsa muy resistente, que reduce la X entre el corazón y los órganos que lo rodean en la X X.

El X es sostenido por X que actúan como X del corazón, evitando que se mueva en X con los cambios de posición del X. Además, esta capa es una X contra la X de infecciones. En resumen, el X protege al corazón en si, siendo una parte de él y evita que se X a otros X o partes que no son suyas".

Eran bastante las palabras que no conocía, pero aun así, logro entender en cierto modo lo que quería decir. En simples palabras –las que ellas podían entender- había una clase de bolsa que cubría el corazón, como si estuviera envuelto en un paquete. Miró su llave y luego a su alrededor. ¿Habría algo por ahí con que poder envolverlo? Volvió a buscar, sin mucho éxito, al igual que sucedió con la tempera. La impotencia de no tener nada a mano le hizo sentirse desesperada, pero justo en ese momento el viento, como una caricia, entro en la sala, revolviendo sus cabellos. Se aparto el cabello con una mano mientras se volteaba para ver la ventana abierta.

En ella, para su sorpresa, se encontraban los rosales lo suficientemente cerca como para alcanzarlos. Dudaba que la puerta al exterior estuviera abierta, por lo que, acercando una silla a la ventana, se subió a esta y se apoyo en el marco, usando su estomago de soporte mientras estiraba los brazos, intentando alcanzar una rosa. En un adrenalinico impulsó, logro sujetar una, pero esta, en su pelea por no ser arrancada, perforo uno de sus dedos con sus espinas. Al tener la rosa en su mano, vio las gotas carmesí que emanaban de su dedo.

Pintura roja…

Tardó unos cuantos minutos en realizar la situación, ya que primero fue víctima de un repentino miedo al encontrarse viendo como su sangre manaba de la herida en su dedo. El mismo miedo había provocado que su corazón comenzase a latir rápida y fuertemente, haciendo que el flujo de sangre fuera de hecho más abundante, y por su dedo habían corrido ya un par de gotas de sangre que habían ido a parar al suelo.

Dejó la rosa sobre una mesa y luego, aun mirando su herida, sostuvo la llave con la mano contraria y sobre esta posó su dedo, dejando que las gotas cayeran sobre la llave. Justamente la llave fue tiñéndose cada vez más con cada gota de sangre, y ella por su parte luchaba con unas repentinas nauseas que la habían invadido al tener que encontrarse haciendo eso. ¿Por qué? ¿Por qué había llegado a tal punto por algo que, se suponía, era un juego? Con manos temblorosas y una tez más pálida de lo normal, termino de teñir la pequeña llavecita, la cual, terminó por envolver en un par de pétalos que quitó de la flor que había robado.

Ahí estaba su corazón, su tributo. Y había más en el de lo que los Príncipes pedían, había mucho más de lo que cualquiera podría imaginar.

Se metió el dedo herido a la boca y con un gesto de dolor, lamio la herida y la limpio, manteniendo el dedo en su boca mientras se dirigía a la ventana para devolver la rosa que había tomado antes con sus hermanas. – Lo siento…- Le susurro antes de lanzarla hacia el rosal, volviendo a buscar su llave para ir a entregarla como correspondía, antes de que llegara la hora de dormir y le prohibieran el paso por la casa.