Novedades
03/03
Ven a tomar al Hitch's:
09/03
Nuevas
10/03
¿Necesitas un NPC?
30/03
Nuevo
18/04
Nueva Skin del foro
01/06
Nueva lista de
09/06
Pronto, nuevas medidas de avatares 250x450
Links Rápidos
Últimos temas
Búsquedas
Administración
Primer Tributo: El corazón del Rey [Autoconclusivo]
Lo prometiste...
El sudor helado corría por mi frente mientras, mientras, de a poco, iba recuperando las nociones de realidad. Había tenido nuevamente el mismo sueño. Aquél oscuro y tétrico sueño que me perseguía desde que los Applewhite me adoptaran años atrás. Aunque, de cierta forma... era diferente. Los rojizos ojos color carmín bañados por la luna parecían cada vez más reales, mientras el sentimiento de realidad que me invadía al despertar, se tornaba más y más confuso, perdiéndose en las fuertes jaquecas que precedían cada sueño. ¿Como era posible que aquella niña fuera tan importante para mi si ni siquiera le conocía? ¿Como podría haber olvidado una promesa que mi cerebro se esforzaba tanto en recordar? De manera mecánica, enjugué con suavidad una gota de sudor que amenazaba con resbalar por mi mejilla, tomé mis lentes con cuidado y, tras acomodarlos, busqué el tablero de ajedrez en el cajón de la mesa de noche. Sabía que no podría volver a dormir y no lo intentaría...
La luz de la luna era mi única compañera en ese momento. Mis ojos se movían a gran velocidad por sobre el tablero de ajedrez, analizando cada jugada posible para ambos casos, tanto míos como de mi oponente. Sentía como las horas perdidas de sueño, aquellas que nunca podría recuperar, pasaban una tras otra, dirigiéndose hacia el amanecer. Ya estaba decidido, movería al peón a la posición D7 y me comería al alfil, sacrificándolo para luego matar a la reina con mi torre, puesto que mi enemigo no podía hacer otra cosa. Asentí suavemente, sonriendo, mientras daba vuelta el tablero y volvía a observar las fichas imaginarias en busca de una jugada que pudiera derrotar la mía. Pero me desconcentré... Algo más llamó mi atención, y me obligó a escuchar.
"¿De qué se trata esto? ¿Alguna clase de broma?" Fue lo primero que pensé al escuchar la joven, y la vez madura, voz que habló por el alto parlante. Mi mente no comprendió entonces que todo aquello era mucho más real de lo que parecía... incluso mucho más de lo que ya sonaba.
"¿Mi... mi esencia de vida?" La pregunta fluyó a mi cabeza tan pronto escuché lo que el chico decía. Parecía hablar en serio, con autoridad, poder... Poco a poco comencé a caer en la cuenta de que todo ello no era una broma. Aquél joven realmente se veía a si mismo como el príncipe, y aquello era una proclamación real.
¡¿Mi corazón?! - murmuré alarmado. ¿De qué demonios hablaba aquél niño? ¿Realmente pensaba que le entregara mi corazón? ¿Como se suponía que hiciera aquello sin morir? Observé con atención el alto parlante, mirándole anonadado, prestando atención a todos los sonidos que de él salían cuando... lo escuché. Aquella risa infantil y femenina. Aquella risa de pequeña princesa llegó a mis oídos, despertando viejos recuerdos olvidados, llamando a la oscuridad y, con ella, un par de ojos rojos como la sangre que me miraban desde un pasado remoto. ¿Como era todo aquello posible? Primero aquél profesor que parecía conocerle y luego... aquella risa... aquellos ojos con los que mi cerebro la relacionaba...
"Amor... misericordia..." Escuché atento las palabras del príncipe, y comencé a pensar. Si aquel chico era capaz de llegar al alto parlante, claramente debía tener algún poder en el lugar, y aquello me interesaba... Nos estaba pidiendo un tributo, un objeto que debíamos llevarle a cambio de su misericordia. Y si yo quería ganarme su apoyo y aprobación debería llevárselo también, mas.... ¿como entregar mi corazón? ¿como hacer para cumplir y así conocer a la dueña de aquella risa?
Observé atentamente el tablero de ajedrez, pensativo, imaginando en mi cabeza todas las posibles formas de hacer mi próxima jugada. Cuando entonces, una idea vino a la misma. ¿Acaso no tenía el corazón una representación alegórica e infantil? Podía darles mi corazón, o al menos una representación del mismo, algo que lo suplantara de manera perfecta y que pudiera entregar a los príncipes sin preocupación. Mas... ¿como era mi corazón? El corazón de un rey... siempre me había imaginado a mi mismo como el rey de un gran juego de ajedrez. Incapaz de hacer mucho, aparte de planear y observar, pero aún así, siendo la pieza más importante del juego ya que, si yo moría, el mismo se acababa.
Ese era uno de mis primeros recuerdos con los Applewhite, observarlos como simples peones que me ayudarían a avanzar hacia una victoria mayor, aunque por entonces no tenía idea de cual podría ser. Mas... ¿cual de los dos reyes del tablero era? ¿El blanco? ¿Acaso era puro como una paloma? ¿justo, bueno y bondadoso? ¿el primero en jugar y atacar de manera limpia y honesta? ¿O se trataba más bien del rojo? ¿aquél que siempre va segundo, con un poco de ventaja? ¿aquél que tiene el color de la sangre humana derramada? Pues sabía a la perfección que clase de pieza era yo... claro que era un Rey, pero no era ninguna de las típicas piezas inglesas con las que estaba acostumbrado a jugar. Por dentro, en alguna parte de mi ser, sabía que mi pieza era el rey negro... una pieza que se solía ocupar en otras partes de Europa. Pues, aunque no tenía claro por qué, sabía que mi corazón, de alguna manera, era más negro que la mismísima tinta...
Pues si quieren mi corazón... entonces lo tendrán, su altezas... - salieron las palabras de mi boca con un suave tono respetuoso, mientras mis dedos hacían un ligero y elegante movimiento sobre el tablero de ajedrez volteado que aún descansaba sobre mi cama. - Jaque...
El sudor helado corría por mi frente mientras, mientras, de a poco, iba recuperando las nociones de realidad. Había tenido nuevamente el mismo sueño. Aquél oscuro y tétrico sueño que me perseguía desde que los Applewhite me adoptaran años atrás. Aunque, de cierta forma... era diferente. Los rojizos ojos color carmín bañados por la luna parecían cada vez más reales, mientras el sentimiento de realidad que me invadía al despertar, se tornaba más y más confuso, perdiéndose en las fuertes jaquecas que precedían cada sueño. ¿Como era posible que aquella niña fuera tan importante para mi si ni siquiera le conocía? ¿Como podría haber olvidado una promesa que mi cerebro se esforzaba tanto en recordar? De manera mecánica, enjugué con suavidad una gota de sudor que amenazaba con resbalar por mi mejilla, tomé mis lentes con cuidado y, tras acomodarlos, busqué el tablero de ajedrez en el cajón de la mesa de noche. Sabía que no podría volver a dormir y no lo intentaría...
La luz de la luna era mi única compañera en ese momento. Mis ojos se movían a gran velocidad por sobre el tablero de ajedrez, analizando cada jugada posible para ambos casos, tanto míos como de mi oponente. Sentía como las horas perdidas de sueño, aquellas que nunca podría recuperar, pasaban una tras otra, dirigiéndose hacia el amanecer. Ya estaba decidido, movería al peón a la posición D7 y me comería al alfil, sacrificándolo para luego matar a la reina con mi torre, puesto que mi enemigo no podía hacer otra cosa. Asentí suavemente, sonriendo, mientras daba vuelta el tablero y volvía a observar las fichas imaginarias en busca de una jugada que pudiera derrotar la mía. Pero me desconcentré... Algo más llamó mi atención, y me obligó a escuchar.
Mis pequeños, adorados y siempre fieles sirvientes,
Espero estén disfrutando de su sueño como yo mando.
Espero estén disfrutando de su sueño como yo mando.
"¿De qué se trata esto? ¿Alguna clase de broma?" Fue lo primero que pensé al escuchar la joven, y la vez madura, voz que habló por el alto parlante. Mi mente no comprendió entonces que todo aquello era mucho más real de lo que parecía... incluso mucho más de lo que ya sonaba.
Como ya saben, la hora es inminente,
Y los príncipes necesitan su ofrenda.
Esta vez es algo más allá de lo banal.
Esta vez quiero todo lo que tienen para ofrecer,
Todo lo que añoran en esta tierra,
Toda su conciencia aquí rindiéndose a mis pies,
Quiero que me traigan su esencia de vida....
Y los príncipes necesitan su ofrenda.
Esta vez es algo más allá de lo banal.
Esta vez quiero todo lo que tienen para ofrecer,
Todo lo que añoran en esta tierra,
Toda su conciencia aquí rindiéndose a mis pies,
Quiero que me traigan su esencia de vida....
"¿Mi... mi esencia de vida?" La pregunta fluyó a mi cabeza tan pronto escuché lo que el chico decía. Parecía hablar en serio, con autoridad, poder... Poco a poco comencé a caer en la cuenta de que todo ello no era una broma. Aquél joven realmente se veía a si mismo como el príncipe, y aquello era una proclamación real.
...Necesito ver su amor incondicional,
Saber que existe realmente,
Y que mejor manera de demostrar lo que yo pido,
Lacayos míos,
Que regalándome su corazón.
Saber que existe realmente,
Y que mejor manera de demostrar lo que yo pido,
Lacayos míos,
Que regalándome su corazón.
¡¿Mi corazón?! - murmuré alarmado. ¿De qué demonios hablaba aquél niño? ¿Realmente pensaba que le entregara mi corazón? ¿Como se suponía que hiciera aquello sin morir? Observé con atención el alto parlante, mirándole anonadado, prestando atención a todos los sonidos que de él salían cuando... lo escuché. Aquella risa infantil y femenina. Aquella risa de pequeña princesa llegó a mis oídos, despertando viejos recuerdos olvidados, llamando a la oscuridad y, con ella, un par de ojos rojos como la sangre que me miraban desde un pasado remoto. ¿Como era todo aquello posible? Primero aquél profesor que parecía conocerle y luego... aquella risa... aquellos ojos con los que mi cerebro la relacionaba...
Tienen todo el tiempo que yo podría brindarles para traer a la sala de ofrendas el objeto que yo quiero, demuestren me su amor, que yo demostraré mi misericordia.
"Amor... misericordia..." Escuché atento las palabras del príncipe, y comencé a pensar. Si aquel chico era capaz de llegar al alto parlante, claramente debía tener algún poder en el lugar, y aquello me interesaba... Nos estaba pidiendo un tributo, un objeto que debíamos llevarle a cambio de su misericordia. Y si yo quería ganarme su apoyo y aprobación debería llevárselo también, mas.... ¿como entregar mi corazón? ¿como hacer para cumplir y así conocer a la dueña de aquella risa?
Observé atentamente el tablero de ajedrez, pensativo, imaginando en mi cabeza todas las posibles formas de hacer mi próxima jugada. Cuando entonces, una idea vino a la misma. ¿Acaso no tenía el corazón una representación alegórica e infantil? Podía darles mi corazón, o al menos una representación del mismo, algo que lo suplantara de manera perfecta y que pudiera entregar a los príncipes sin preocupación. Mas... ¿como era mi corazón? El corazón de un rey... siempre me había imaginado a mi mismo como el rey de un gran juego de ajedrez. Incapaz de hacer mucho, aparte de planear y observar, pero aún así, siendo la pieza más importante del juego ya que, si yo moría, el mismo se acababa.
Ese era uno de mis primeros recuerdos con los Applewhite, observarlos como simples peones que me ayudarían a avanzar hacia una victoria mayor, aunque por entonces no tenía idea de cual podría ser. Mas... ¿cual de los dos reyes del tablero era? ¿El blanco? ¿Acaso era puro como una paloma? ¿justo, bueno y bondadoso? ¿el primero en jugar y atacar de manera limpia y honesta? ¿O se trataba más bien del rojo? ¿aquél que siempre va segundo, con un poco de ventaja? ¿aquél que tiene el color de la sangre humana derramada? Pues sabía a la perfección que clase de pieza era yo... claro que era un Rey, pero no era ninguna de las típicas piezas inglesas con las que estaba acostumbrado a jugar. Por dentro, en alguna parte de mi ser, sabía que mi pieza era el rey negro... una pieza que se solía ocupar en otras partes de Europa. Pues, aunque no tenía claro por qué, sabía que mi corazón, de alguna manera, era más negro que la mismísima tinta...
Pues si quieren mi corazón... entonces lo tendrán, su altezas... - salieron las palabras de mi boca con un suave tono respetuoso, mientras mis dedos hacían un ligero y elegante movimiento sobre el tablero de ajedrez volteado que aún descansaba sobre mi cama. - Jaque...
Temas similares
» Primer Tributo: La carga del pasado. (Entrega)
» ~ El primer tributo: Cortando un corazón ~ [Privado: Dio & Dahlia]
» ~ Primer tributo: La entrega ~ [Tributo]
» Un Corazón Recién Salido del Horno [Tributo]
» ~ Primer tributo: El anuncio. ~ [Autoconclusivo]
» ~ El primer tributo: Cortando un corazón ~ [Privado: Dio & Dahlia]
» ~ Primer tributo: La entrega ~ [Tributo]
» Un Corazón Recién Salido del Horno [Tributo]
» ~ Primer tributo: El anuncio. ~ [Autoconclusivo]
:: Temas
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
|
|
Dom Oct 08, 2017 4:52 pm por The Orphanage
» V. Tributos y Reputación
Dom Oct 08, 2017 4:30 pm por The Orphanage
» Modelo de Ficha
Dom Sep 24, 2017 6:17 pm por The Orphanage
» IV. El Club del Crayón Rojo
Sáb Sep 23, 2017 5:40 pm por The Orphanage
» III. Clases de Personaje
Sáb Sep 23, 2017 2:54 pm por The Orphanage
» II. Ambientación e Historia
Jue Sep 21, 2017 12:13 am por The Orphanage
» I. Reglas del Foro
Miér Sep 20, 2017 8:37 pm por The Orphanage
» Neru Komehada
Lun Nov 24, 2014 10:43 pm por Neru-kun
» Knoxville art cosnervatory (elite)
Miér Feb 26, 2014 4:43 pm por Invitado
» Aku no Musume {Rilliane ID} (En proceso)
Sáb Feb 01, 2014 3:44 pm por Rilliane L. D'Austriche