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Camino a la Perdición.
Después de salir del obscuro bosque infinito y encontrar un camino que parece que no conduce a ningún lado, Anunnaki y el ahora su nuevo perro que encontró hace un par de días atrás, comenzaron a caminar por esa interminable carretera entre el bosque sin toparse con ningún vehiculo, ninguna casa, cero personas.... no había nada de nada. Caminaron así durante dos días.
Annunaki miró su reloj que marcaban las doce en punto del medio día. De pronto el viento paro de soplar y el sol saco sus mejores llamas que provoco un calor sofocante que golpeaba en las cabezas de Anunnaki y el perro.
Mientras caminaban a su suerte, Anunnaki miró al perro y le dijo: " Escucha perro, lo que le hiciste a ese agente en el bosque fue increíble, y tal vez pueda repetirse." Volvió la mirada hacia el frente y hablo con cansancio: "... Ya que no sé hasta cuando me perseguirán estos malditos Serbios..."En ese instante mientras salían de una curva el perro comenzó a ladrar como si hubiese visto algo al frente… "¿Que ocurre cachorro?" le dijo Anunnaki, que miró de inmediato con curiosa atención...“¡Una parada de autobús!” Exclamó enérgicamente al paso que apuro hasta convertirse en un trote y al que el perro acompañaba con sus orejas triangulares en alerta. Una vez en la parada de autobús observo pensativo lo viejo que estaban sus fierros y lo descuidado que se veía… y se sentó en la banqueta para descansar mientras que el perro no paraba de olfatear de manera intensa el piso del paradero. “que… ¿que encontraste pequeño?” le dijo al perro, que no paraba de olfatear el piso, hasta que comenzó a olfatear una especie de rastro que conducía a un viejo camino que se internaba en el bosque. “¡Espera, perro… donde vas!” le dijo con voz fuerte y rostro curioso. Se puso de pie y comenzó a seguir al perro que se iba olfateando el piso como un verdadero sabueso. Al ver que se internaba por aquel camino tras el perro, Anunnaki pudo divisar una antigua puerta de enormes barrotes de acero. Miro al perro que obstaculizado por aquella gran reja, seguía olfateando el camino, y le dijo:
“¡perro!” Este lo miro con atención “… ¡un orfanato!, ¡tal vez nos pueden ayudar, o tal vez les hace falta una mano!” Le hablaba al perro con entusiasmo mientras miraba hacia la casona desde el otro lado de la reja. “…de seguro mas de algún niño necesita un guía, o tal vez necesita aprender un poco de defensa personal, quien sabe, hasta esculpir un árbol les puedo enseñar he,he,he,he...” reía con un sentimiento de que al fin había encontrado un lugar seguro hasta que de pronto se quedo en silencio y su rostro se puso serio y miro fijamente una pequeña ventana del tercer piso de la casona y pensó “...además los serbios jamás me encontraran aquí…¡vamos perro!
Annunaki miró su reloj que marcaban las doce en punto del medio día. De pronto el viento paro de soplar y el sol saco sus mejores llamas que provoco un calor sofocante que golpeaba en las cabezas de Anunnaki y el perro.
Mientras caminaban a su suerte, Anunnaki miró al perro y le dijo: " Escucha perro, lo que le hiciste a ese agente en el bosque fue increíble, y tal vez pueda repetirse." Volvió la mirada hacia el frente y hablo con cansancio: "... Ya que no sé hasta cuando me perseguirán estos malditos Serbios..."En ese instante mientras salían de una curva el perro comenzó a ladrar como si hubiese visto algo al frente… "¿Que ocurre cachorro?" le dijo Anunnaki, que miró de inmediato con curiosa atención...“¡Una parada de autobús!” Exclamó enérgicamente al paso que apuro hasta convertirse en un trote y al que el perro acompañaba con sus orejas triangulares en alerta. Una vez en la parada de autobús observo pensativo lo viejo que estaban sus fierros y lo descuidado que se veía… y se sentó en la banqueta para descansar mientras que el perro no paraba de olfatear de manera intensa el piso del paradero. “que… ¿que encontraste pequeño?” le dijo al perro, que no paraba de olfatear el piso, hasta que comenzó a olfatear una especie de rastro que conducía a un viejo camino que se internaba en el bosque. “¡Espera, perro… donde vas!” le dijo con voz fuerte y rostro curioso. Se puso de pie y comenzó a seguir al perro que se iba olfateando el piso como un verdadero sabueso. Al ver que se internaba por aquel camino tras el perro, Anunnaki pudo divisar una antigua puerta de enormes barrotes de acero. Miro al perro que obstaculizado por aquella gran reja, seguía olfateando el camino, y le dijo:
“¡perro!” Este lo miro con atención “… ¡un orfanato!, ¡tal vez nos pueden ayudar, o tal vez les hace falta una mano!” Le hablaba al perro con entusiasmo mientras miraba hacia la casona desde el otro lado de la reja. “…de seguro mas de algún niño necesita un guía, o tal vez necesita aprender un poco de defensa personal, quien sabe, hasta esculpir un árbol les puedo enseñar he,he,he,he...” reía con un sentimiento de que al fin había encontrado un lugar seguro hasta que de pronto se quedo en silencio y su rostro se puso serio y miro fijamente una pequeña ventana del tercer piso de la casona y pensó “...además los serbios jamás me encontraran aquí…¡vamos perro!
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