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Welcome to the Aristocrat club.
The Orphanage
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Welcome to the Aristocrat club.
por The Orphanage Vie Ago 02, 2013 1:27 pm
El bosque parecía furioso. Eran tardes desoladas en Rose Garden Orphanage, tardes de ventisca y de nubes enardecidas. El cielo se veía oscuro por la rabia acumulada en las viajeras de los cielos, dispuestas a lanzarse al ataque ante el más pequeño choque, que se veía inminente. Mas aún así, se estaba tranquilo, era el miedo latente de que algo malo "iba a pasar", la calma antes de la tormenta la que tenía al orfanato en ascuas.
Dentro del orfanato el ambiente no era muy diferente. Era algo único que ocurría cada mes, cuando el tributo se revelaba. Las risas en los pasillos cesaban y todos comenzaban a caminar solos por su lado, recelosos de que alguien pudiese robarles sus pertenencias o información. También habían otros que andaban a la espera de la más mínima oportunidad de aprovecharse de aquellos que algunas vez llamaron amigos; era la magia de la Aristocracia, el poder que los hacía desconfiar unos de otros y ser fieles a los únicos que a la larga podrían protegerlos: los príncipes.
Al fin y al cabo esos días de calma tras los tributos no eran más que un regalo.
Fue este mismo viento el que transportó el mensaje. Dentro de un sobre de papel una invitación para la niña que Dahlia recordaba, que ahora se había convertido en mujer. Por qué uno nunca olvida a los suyos y aunque hayan cambiado, siempre hay que darles una oportunidad. El trozo de papel viajó esquivando a toda las ramas que intentaron atraparle, entró por una ventana y siguió viajando por el pasillo, para terminar deslizándose agraciadamente bajo la puerta de la "señorita" Ritter.
El papel recitaba un solo mensaje, como los de antaño:
Dentro del orfanato el ambiente no era muy diferente. Era algo único que ocurría cada mes, cuando el tributo se revelaba. Las risas en los pasillos cesaban y todos comenzaban a caminar solos por su lado, recelosos de que alguien pudiese robarles sus pertenencias o información. También habían otros que andaban a la espera de la más mínima oportunidad de aprovecharse de aquellos que algunas vez llamaron amigos; era la magia de la Aristocracia, el poder que los hacía desconfiar unos de otros y ser fieles a los únicos que a la larga podrían protegerlos: los príncipes.
Al fin y al cabo esos días de calma tras los tributos no eran más que un regalo.
Fue este mismo viento el que transportó el mensaje. Dentro de un sobre de papel una invitación para la niña que Dahlia recordaba, que ahora se había convertido en mujer. Por qué uno nunca olvida a los suyos y aunque hayan cambiado, siempre hay que darles una oportunidad. El trozo de papel viajó esquivando a toda las ramas que intentaron atraparle, entró por una ventana y siguió viajando por el pasillo, para terminar deslizándose agraciadamente bajo la puerta de la "señorita" Ritter.
El papel recitaba un solo mensaje, como los de antaño:
"Has sido invitada al club de los Aristócratas"
Astrid Ritter
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Re: Welcome to the Aristocrat club.
por Astrid Ritter Mar Ago 06, 2013 12:00 pm
El clima poco acompañaba a hacer algo interesante ese día, pero ella sabía qué día era, a pesar de no poder leer en un almanaque el paso del tiempo, ella media las puestas de sol y sus salidas, medía con precisión el tiempo en cuanto a horas trataba, teniendo una noción básica del mismo. ¿Cuántas veces habrá ella tenido que medir el tiempo por su cuenta? Muchas, desde el día en que se fue hasta el mismo día que volvió.
En el suelo yacía, cómodamente recostada, rodeada de polvo, humedad y oscuridad, en un "nicho" mal cuidado, rodeada de nada más que los restos de pertenencias que poco le importaban, sin ningún enlace real a ella. Afuera la paz reinaba, aunque las sombras de algo peor parecían querer surgir de entre los cielos. La mujer veía por la ventana desde el suelo, solo nubes oscuras.
Un sonido, mínimo, suave, sutil, molesto, despertó de su transe a la joven; ella se reincorporó y vio hacía la puerta, un pequeño sobre se había deslizado por allí, pero sabía bien que ningún humano lo había traído, puesto que pasos jamás escuchó, ni acercarse ni alejarse.
Caminó hasta la puerta, se agachó frente a la misma y tomó el sobre entre sus pálidos y rasguñados dedos. Lo olfateó, lo lamió, lo observó con curiosidad crítica y al no ver nada de mayor importancia, lo abrió. Leyéndolo, se paró frente a la puerta otra vez, frunció el ceño y miró a la ventana otra vez.
En silencio, guardó el sobre en su bolsillo, se colocó la capucha sobre su cabeza y abrió la puerta, saliendo de su habitación, encaminándose al orfanato. Debía hacer algunas cosas...
En el suelo yacía, cómodamente recostada, rodeada de polvo, humedad y oscuridad, en un "nicho" mal cuidado, rodeada de nada más que los restos de pertenencias que poco le importaban, sin ningún enlace real a ella. Afuera la paz reinaba, aunque las sombras de algo peor parecían querer surgir de entre los cielos. La mujer veía por la ventana desde el suelo, solo nubes oscuras.
Un sonido, mínimo, suave, sutil, molesto, despertó de su transe a la joven; ella se reincorporó y vio hacía la puerta, un pequeño sobre se había deslizado por allí, pero sabía bien que ningún humano lo había traído, puesto que pasos jamás escuchó, ni acercarse ni alejarse.
Caminó hasta la puerta, se agachó frente a la misma y tomó el sobre entre sus pálidos y rasguñados dedos. Lo olfateó, lo lamió, lo observó con curiosidad crítica y al no ver nada de mayor importancia, lo abrió. Leyéndolo, se paró frente a la puerta otra vez, frunció el ceño y miró a la ventana otra vez.
En silencio, guardó el sobre en su bolsillo, se colocó la capucha sobre su cabeza y abrió la puerta, saliendo de su habitación, encaminándose al orfanato. Debía hacer algunas cosas...
- Spoiler:
- Astrid Ritter sale de escena
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