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Todos Buscan algo..
Anne Lise Petrov
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Fecha de nacimiento : 16/06/1995
Todos Buscan algo..
por Anne Lise Petrov Dom Mayo 22, 2011 3:26 pm
La mañana había sido ocultada bajo un manto de neblina que mantenia el aire frío y húmedo, los niños se abrigaban, o permanecían en sus camas, manteniendose a salvo en sus sueños, ¿qué soñarian?, ¿a qué le tendrían miedo?, la mente del humano era un sin fin de posibilidades, nadia ni uno mismo puede realmente sabes quién es, yo tampoco lo se, pero es mejor así ¿no?.
Si uno no sabe quién es, puede ser muchas personas, tiene muchas oportunidades y esperanzas, esperanza.. el peor de los males pues prolonga el tormento de los humanos, que terrible que tu única cura sea tu mismo veneno, sonrio de lado, aquel pensamiento le producía cierta gracia, un chiste intimo, que quizas nadie entendería, o al menos eso pensaba ella.
Debían ser las 6:15 o un poco más, el sol apenas si se veía detras de la espesa neblina, ella con paso calmado y sereno se dirigio a la biblioteca, un lugar donde la inteligencia crece, pero núnca se llega al verdadero saber, el saber es ajeno a cualquier moral, sin importar cuando tiempo se enfoque en los libros, núnca encontrará esa respuesta tan buscada, la vida descanza en un supusto, nada es lo que es y menos lo que parece.
Entro a la habitación, que estaba casi a penumbras, era alumbrada apenas por las velas y unas pocas lamparas tenues, que estaban ubicadas en diferentes mesas de estudio, el lugar estaba realmente desierto, o por lo menos ella pensaba eso, vió un ave roja muy bella, enjaulada, una verdadera pena, aunque ella también estaba encerrada en esta casona, el que esta peor no debe sentir pena por nadie, no tiene el derecho.
Se acercó a un mueble gigante ubicado en una de las paredes, donde estaba situado un libro que llamo su atención, era realmente antiguo, lo agarro sin más, estaba un poco alto, pero alcanzarlo no supuso un gran esfuerzo, lo abrió lentamente, esperando a que sonara el crujido de las hojas, amarillentas por el tiempo, y frágiles por la húmedad, dijo casi en un susurro -el Fausto de Goethe- leyó apenas sorpendida por el título, ya lo había leído alguna vez, pero no recordaba cuando.
Camino a una de las paredes y se sentó en el suelo frío, recargandose sobre ella, le parecía muchos más cómodo estar ahí, que en una silla aprisionada por un escritorio, empezo a leer, y cerró el libro de golpe, empezando a plantear en voz alta la ideología del libro -Dar el alma al Diablo, si este es capáz de proporcionarle los más intensos placeres de la vida humana.. Estúpido..- la codicia humana iba más allá de su propia salvación, ¿como ser perdonados, si no lo reconocen?, pátetico, ser consumido por el deseo de considerar un Dios, un pecado del cual no se puede volver -Cuando la felicidad, el gozo y el placer, sean insoportables y decida uno deterse y vivir ese momento eternamente, desear morir.. Pátetico- para que vivir buscando la felicidad si cuando la posees te parece demasiada, y es tan perfecta que se hace dolorosa- El ser humano tiene un naturaleza impura y quizas muy demoniaca, pero le tiene más temor a su parte santa, esa que los guía, ¿No es interesante?- no sabía porque había echo esa pregunta, si probablemente nadie la respondiera, o peor nadie quisiera escucharla, suspiró calmada, dejando que sus ideas chocaran unas contra otras, dando unas preguntas sin respuestas.
Si uno no sabe quién es, puede ser muchas personas, tiene muchas oportunidades y esperanzas, esperanza.. el peor de los males pues prolonga el tormento de los humanos, que terrible que tu única cura sea tu mismo veneno, sonrio de lado, aquel pensamiento le producía cierta gracia, un chiste intimo, que quizas nadie entendería, o al menos eso pensaba ella.
Debían ser las 6:15 o un poco más, el sol apenas si se veía detras de la espesa neblina, ella con paso calmado y sereno se dirigio a la biblioteca, un lugar donde la inteligencia crece, pero núnca se llega al verdadero saber, el saber es ajeno a cualquier moral, sin importar cuando tiempo se enfoque en los libros, núnca encontrará esa respuesta tan buscada, la vida descanza en un supusto, nada es lo que es y menos lo que parece.
Entro a la habitación, que estaba casi a penumbras, era alumbrada apenas por las velas y unas pocas lamparas tenues, que estaban ubicadas en diferentes mesas de estudio, el lugar estaba realmente desierto, o por lo menos ella pensaba eso, vió un ave roja muy bella, enjaulada, una verdadera pena, aunque ella también estaba encerrada en esta casona, el que esta peor no debe sentir pena por nadie, no tiene el derecho.
Se acercó a un mueble gigante ubicado en una de las paredes, donde estaba situado un libro que llamo su atención, era realmente antiguo, lo agarro sin más, estaba un poco alto, pero alcanzarlo no supuso un gran esfuerzo, lo abrió lentamente, esperando a que sonara el crujido de las hojas, amarillentas por el tiempo, y frágiles por la húmedad, dijo casi en un susurro -el Fausto de Goethe- leyó apenas sorpendida por el título, ya lo había leído alguna vez, pero no recordaba cuando.
Camino a una de las paredes y se sentó en el suelo frío, recargandose sobre ella, le parecía muchos más cómodo estar ahí, que en una silla aprisionada por un escritorio, empezo a leer, y cerró el libro de golpe, empezando a plantear en voz alta la ideología del libro -Dar el alma al Diablo, si este es capáz de proporcionarle los más intensos placeres de la vida humana.. Estúpido..- la codicia humana iba más allá de su propia salvación, ¿como ser perdonados, si no lo reconocen?, pátetico, ser consumido por el deseo de considerar un Dios, un pecado del cual no se puede volver -Cuando la felicidad, el gozo y el placer, sean insoportables y decida uno deterse y vivir ese momento eternamente, desear morir.. Pátetico- para que vivir buscando la felicidad si cuando la posees te parece demasiada, y es tan perfecta que se hace dolorosa- El ser humano tiene un naturaleza impura y quizas muy demoniaca, pero le tiene más temor a su parte santa, esa que los guía, ¿No es interesante?- no sabía porque había echo esa pregunta, si probablemente nadie la respondiera, o peor nadie quisiera escucharla, suspiró calmada, dejando que sus ideas chocaran unas contra otras, dando unas preguntas sin respuestas.
Nicholas Donovan
El Príncipe Vengativo
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Re: Todos Buscan algo..
por Nicholas Donovan Lun Mayo 23, 2011 1:49 am
Caminaba por entre los pasillos de la casona con la intención de viajar hacia la biblioteca, las ganas de saciar su hambre de conociemiento era poderosísima, inclusive más que cualquier otra cosa, pero a la vez menos que una sola.
Vestía elegantemente para la ocación, siendo que solo iba a por unos libros, los zapatos negros, acabados en punta cuadrada, estaban bien lustrados, tanto que inclusive podrías reflefar tu rostro en ellos, de ahí haciia arriba el joven príncipe portaba un traje formal de tres piezas de color gris, el pantalón recto, pero manteniendo las forma del príncipe, subía por sus piernas hasta chocar con una terno que completaba la capa externa del traje, bajo este un chaleco de satín, de un color gris más oscuro, y bajo este una camisa de color blanco con una corbata de satín azul marino, con pequeñas lineas de azules mas claros. El cabello despeinado como siempre, pero era esa antítesis formal del que no se peina, se viste formal y pese a todo, se ve ordenado y pulcro.
Avanzaba por entre la gente, ignorandoles , por supuesto estos tambien le ignoraban, avanzaba con la calma y la seriedad de quien va a cumplir la pena capital, las sombras comenzaban a aparecer, la penumbra comenzaba a poner pié en la casona dando aviso del tiempo que avanzaba, acercó una de las manos a la pared, y pese a que su mano iba cubierta con un guante, pudo sentir el paso del tiempo en las paredes, recubiertas de tantos sentimeintos y recuerdos, y paradojicamente, de olvidos. Arrastraba la mano a lo largo del camino, y en su cabeza repasaba escenas de su pasado una y otra vez.
Unos cuantos rayos de sol se colaban por entre la apacible umbra, resquebrajando la sonrisa en su rostro, definitivamente al príncipe no el agradaba el sol.
Llegó a la puerta de la tan afamada biblioteca, entró y vió con apacible quietud como nadie se encontraba adentro, y alabó que su lectura de la mañana no se viese interrumpida por nada ni por nadie. Se quitó los guantes y los movió suavemente en el aire, casi como intentando tocar la esencia que despedían los libros, ese hedor a antigüedad, a hojas añejas ya casi destazadas por el tiempo, a tinta reseca que deja entrever en sus escritos, días, meses, años, ¡incluso siglos de historias y conocimientos sin igual!.
La sonrisa en el rostro del principe era plena, y se movió por entre los estantes de la biblioteca, buscando cual sería la elección del día. Se movió con algo de sotura y presteza por entre los libreros sin encontrar nada, en su cabeza se acumulaban las opciones posibles de lectura, con el gusto de estar solo, más las ganas de leer, lo sublime del entorno, y quizás que otra cosa que pasase por sobre la conciencia del noble mandatario.
Pero unos murmullos acabaron con el carnaval mental que hacía escandalo en la cabeza de Nicholas, su sonrisa se resquebrajó nuevamente, avanzó con algo de desagrado hacia la fuente de tan desagradable acción, y encontró a una pequeña de cabellera rosada, llamó su atención el verla así tirada en el suelo contra la pared, devorandose casi el libro. Escuchpo con alegría que por fin alguien demostraba un espíritu declamador, esas opiniones con ansia de debate.
- ¿Llegaste alguna vez a conocer el amor?, ¿Llegaste a sentir que el alma se te iba en pos de un sueño sin cumplir?, ¿Deseaste tanto algo que podrías haber corrompido el cielo o incluso purificado el infierno por el? - Dijo mientras avanzaba un par de pasos, revelandose de su evidente escondite tras el librero, y apoyandose en este msimo, mientras se acomodaba las gafas - Típico del amargado, retar al goloso por echarle mucha azúcar al postre - le recriminó con una sonrisa ladina en el rostro, casi como esperando la respuesta.
Tras el cristal del anteojo, el iris del ojo comenzaba a tornarse de un color verdeazulado.
Vestía elegantemente para la ocación, siendo que solo iba a por unos libros, los zapatos negros, acabados en punta cuadrada, estaban bien lustrados, tanto que inclusive podrías reflefar tu rostro en ellos, de ahí haciia arriba el joven príncipe portaba un traje formal de tres piezas de color gris, el pantalón recto, pero manteniendo las forma del príncipe, subía por sus piernas hasta chocar con una terno que completaba la capa externa del traje, bajo este un chaleco de satín, de un color gris más oscuro, y bajo este una camisa de color blanco con una corbata de satín azul marino, con pequeñas lineas de azules mas claros. El cabello despeinado como siempre, pero era esa antítesis formal del que no se peina, se viste formal y pese a todo, se ve ordenado y pulcro.
Avanzaba por entre la gente, ignorandoles , por supuesto estos tambien le ignoraban, avanzaba con la calma y la seriedad de quien va a cumplir la pena capital, las sombras comenzaban a aparecer, la penumbra comenzaba a poner pié en la casona dando aviso del tiempo que avanzaba, acercó una de las manos a la pared, y pese a que su mano iba cubierta con un guante, pudo sentir el paso del tiempo en las paredes, recubiertas de tantos sentimeintos y recuerdos, y paradojicamente, de olvidos. Arrastraba la mano a lo largo del camino, y en su cabeza repasaba escenas de su pasado una y otra vez.
Unos cuantos rayos de sol se colaban por entre la apacible umbra, resquebrajando la sonrisa en su rostro, definitivamente al príncipe no el agradaba el sol.
Llegó a la puerta de la tan afamada biblioteca, entró y vió con apacible quietud como nadie se encontraba adentro, y alabó que su lectura de la mañana no se viese interrumpida por nada ni por nadie. Se quitó los guantes y los movió suavemente en el aire, casi como intentando tocar la esencia que despedían los libros, ese hedor a antigüedad, a hojas añejas ya casi destazadas por el tiempo, a tinta reseca que deja entrever en sus escritos, días, meses, años, ¡incluso siglos de historias y conocimientos sin igual!.
La sonrisa en el rostro del principe era plena, y se movió por entre los estantes de la biblioteca, buscando cual sería la elección del día. Se movió con algo de sotura y presteza por entre los libreros sin encontrar nada, en su cabeza se acumulaban las opciones posibles de lectura, con el gusto de estar solo, más las ganas de leer, lo sublime del entorno, y quizás que otra cosa que pasase por sobre la conciencia del noble mandatario.
Pero unos murmullos acabaron con el carnaval mental que hacía escandalo en la cabeza de Nicholas, su sonrisa se resquebrajó nuevamente, avanzó con algo de desagrado hacia la fuente de tan desagradable acción, y encontró a una pequeña de cabellera rosada, llamó su atención el verla así tirada en el suelo contra la pared, devorandose casi el libro. Escuchpo con alegría que por fin alguien demostraba un espíritu declamador, esas opiniones con ansia de debate.
- ¿Llegaste alguna vez a conocer el amor?, ¿Llegaste a sentir que el alma se te iba en pos de un sueño sin cumplir?, ¿Deseaste tanto algo que podrías haber corrompido el cielo o incluso purificado el infierno por el? - Dijo mientras avanzaba un par de pasos, revelandose de su evidente escondite tras el librero, y apoyandose en este msimo, mientras se acomodaba las gafas - Típico del amargado, retar al goloso por echarle mucha azúcar al postre - le recriminó con una sonrisa ladina en el rostro, casi como esperando la respuesta.
Tras el cristal del anteojo, el iris del ojo comenzaba a tornarse de un color verdeazulado.
Anne Lise Petrov
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Re: Todos Buscan algo..
por Anne Lise Petrov Lun Mayo 23, 2011 6:37 pm
En ningún momento se había percatado de la presencia de alguien más, o simplemente no queria hacerlo, era típico en ella, distorsionar el entorno, hasta llegar a ser algo ta lejano y fuera de lo real, su mente era su más fiel amigo y peor aún su mayor enemigo. No recordó haber visto a ese joven en ningún momento, pero realmente parecía conocerlo, ¿quizas un dèjá vu?, no muy poco probable, pero por ahora guardaría esa duda para más tarde y contestaría lo que este le planteo.
Llamó su atención que un joven llevara tales ropas dentro de la casona, más aún si iba en dirección a una biblioteca, donde la inteligencia te espera, pero es ciega y sorda a nuestras acciones, quizas era indiferente, por el hecho de que nunca se sabe realmente todo, y el más inteligente es aquel que reconoce que nada sabe; vaya ironia. La razón humana es muy fácil de controlar y tan sencilla.
No esperaba que nadie la escuchase y poco le importaba, las personas no quieren ser cuestionadas, prefieren vivir pensando que solo hay una posibilidad, y que para ellos la verdad es solo lo que consideran normal o lo que enseñan desde pequeños, las ideas son solo ideas, siempre y cuando no se realizen acciones con ellas. ¿Acaso buscaba debatir aquel joven?. No se movió casi nada de su lugar, simplemente se acomodo mejor en la helada pared, pensando poco su respuesta, en un debate no hay respuestas acertadas ni erradas, solo personas persistentes y cerradas.
Contesto muy calmada, en un susurro frágil y delicado como era típico en ella - Pero, ¿realmente eso es amor?, o solo es una obseción.. El amor propio, el egoísmo que todo lo puede y todo lo quiere.- realmente el amor era algo que a todo parecia importarles mucho, que tenía de interezante, te vuelve torpe, y no parece mejorar si la otra persona no siente lo mismo, es una pérdida, abrirse aún con temor a ser dañado, implica mucho valor, pero para quién no lo hace, es una tortura el ¿que habría pasado si..?. Continuo - Pero si para obtener ese amor, tuvieras que corromper su puresa, ¿realmente lo harías?- no hay amor, si no se desea lo mejor a la otra persona.
Volvió a abrir el libro para citar al autor -Lo demoniaco.. es aquello que no puede ser explicado por la inteligencia ni por la razón.. - fin de cita. Continuo en un tono más apagado -Al igual que el amor y la felicidad aquello que siempre fue buscado y nunca encontrado.. Realmente nadie se daría cuenta si los tuviera en frente, tampoco se sabe en que consiste y menos aún si uno lo merece- por más que te creas digno de tales privilegios, no eres tú quien lo decide, continuo hablando sin darse cuenta que lo decía en voz alta -Porque simplemente escapa a la razón humana- si, no había nada que hacer, cerro los ojos contenta por dentro de poder tener una charla con alguien que no fuera ella misma, alguien real.
Llamó su atención que un joven llevara tales ropas dentro de la casona, más aún si iba en dirección a una biblioteca, donde la inteligencia te espera, pero es ciega y sorda a nuestras acciones, quizas era indiferente, por el hecho de que nunca se sabe realmente todo, y el más inteligente es aquel que reconoce que nada sabe; vaya ironia. La razón humana es muy fácil de controlar y tan sencilla.
No esperaba que nadie la escuchase y poco le importaba, las personas no quieren ser cuestionadas, prefieren vivir pensando que solo hay una posibilidad, y que para ellos la verdad es solo lo que consideran normal o lo que enseñan desde pequeños, las ideas son solo ideas, siempre y cuando no se realizen acciones con ellas. ¿Acaso buscaba debatir aquel joven?. No se movió casi nada de su lugar, simplemente se acomodo mejor en la helada pared, pensando poco su respuesta, en un debate no hay respuestas acertadas ni erradas, solo personas persistentes y cerradas.
Contesto muy calmada, en un susurro frágil y delicado como era típico en ella - Pero, ¿realmente eso es amor?, o solo es una obseción.. El amor propio, el egoísmo que todo lo puede y todo lo quiere.- realmente el amor era algo que a todo parecia importarles mucho, que tenía de interezante, te vuelve torpe, y no parece mejorar si la otra persona no siente lo mismo, es una pérdida, abrirse aún con temor a ser dañado, implica mucho valor, pero para quién no lo hace, es una tortura el ¿que habría pasado si..?. Continuo - Pero si para obtener ese amor, tuvieras que corromper su puresa, ¿realmente lo harías?- no hay amor, si no se desea lo mejor a la otra persona.
Volvió a abrir el libro para citar al autor -Lo demoniaco.. es aquello que no puede ser explicado por la inteligencia ni por la razón.. - fin de cita. Continuo en un tono más apagado -Al igual que el amor y la felicidad aquello que siempre fue buscado y nunca encontrado.. Realmente nadie se daría cuenta si los tuviera en frente, tampoco se sabe en que consiste y menos aún si uno lo merece- por más que te creas digno de tales privilegios, no eres tú quien lo decide, continuo hablando sin darse cuenta que lo decía en voz alta -Porque simplemente escapa a la razón humana- si, no había nada que hacer, cerro los ojos contenta por dentro de poder tener una charla con alguien que no fuera ella misma, alguien real.
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